Día 4: Relación secreta

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Shouko es una mujer de secretos como de adicciones –que debe dejar pero no puede–. Mujer cansada y melancólica, amante de recuerdos que no volverán.

(De un amigo que se fue y nunca regresó. Y de un amigo que sufre en silencio mientras sonríe y ríe con el mundo).

Shouko es, una mujer que se destroza y reconstruye. Aunque el vidrio siempre quede más fragmentado cada vez; Shouko es arte crudo.

Y Utahime, Utahime es amante del arte crudo que Shouko es.

Que es verdad, le duele ver los pedazos de vidrio en el suelo y a veces, es doloroso cortarse al tratar de recogerlo; pero es hermosamente satisfactorio ver todas las piezas en su lugar –que permanecen por un tiempo–.

Utahime increíblemente, también es una mujer de secretos. O más bien, alguien que lograba descubrirlos. Aunque, los secretos de Shouko son los que más le cuesta descifrar y los que más la intrigan como una novela de misterio.

Pero...

Shouko ama –y a veces no– que Utahime descubra sus misterios. Ama que, con sus dedos busque, busque y busque y se pierda; a veces Shouko ama engullir a Utahime en sus misterios de noche oscura. Porque...

Utahime es princesa guerrera, chica de acero. Y le gusta.

(Aunque Shouko ama derretir a la chica de acero en sus brazos y convertirla en doncella –no precisamente en apuros, claro–).

Pero.

Esto es un secreto. Y como uno, debe ser guardado y cuidado para que nadie sepa.

Por eso, Shouko y Utahime son mujeres de secretos. De los mejores guardados que hay.

-Traumada Taisho

Sencillamente, enamorada de ti  [Shouko/Utahime]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora