Capítulo 13

17 1 0
                                    

Cuando entré a mi casa vi a mi padre revolviendo mi cuarto. En silencio me ubiqué detrás de él y cuando estaba bien cerca de su oído...

-¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?!- le grité. Se pegó tal susto que cayó al suelo. Yo sonreí maliciosamente.

-Oh por Dios Jenni, casi me matas del susto- dijo respirando torpemente.

-Pues te lo tienes bien merecido, ¿Se puede saber qué estabas haciendo aquí?- pregunté fulminándolo con la mirada.

-Yo estaba...- miró hacia los dos lados y luego dijo- mirando tus fotos.

-Debajo de mi cama...- asintó- pues debes saber que no hay fotos mías ahí.

-Bueno, lo tendré en cuenta la próxima vez- mencionó tratando de irse, pero yo no lo dejé.

-¡BASTA PAPÁ!- se volvió a asustar- Ya deja de mentirme, estabas buscando los objetos que te faltan.- le dije furiosa.

Mi padre suspiró y asintió lentamente- Sí, lo siento, pero los necesito enserio, son muy importantes para mí.

-Eso ya lo has dicho.

-¿Y qué más quieres que te diga? Es lo único que puedo decirte.

-Podrías esforzarte un poco más y explicarme todo lo que no quieres.

-Pero ya te dije que esas son cosas de adultos- se defendió.

-¡Pero ya casi soy adulta!- me quejé

-Casi, tú misma lo has dicho.

Bufé- ¿O sea que cuando cumpla mis dieciocho me contarás TODO?

-Exacto

Por un lado estaba furiosa porque concideraba que eso era una escusa para no decirme, y que cuando sea mayor de edad inventaría otra. Pero por otro lado estaba esperanzada y ansiosa por saber lo que mi padre hace tanto tiempo me ocultaba.

-Bien, pero yo te digo lo mismo, te daré los objetos cuando sea mayor de edad, ojo por ojo, diente por diente- cité un dicho y luego agregué- ¿Te sientes igual de basura ahora?

-Jenni...

-Jenni nada- lo interrumpí- tendrás que esperar un mes aproximadamente- (ya que era mi cumpleaños en ese tiempo)

 -P-pero- tartamudeó

-NA-DA- modulé fuerte y lentamente para que entienda- ahora, si me disculpas, iré a pasear un rato.

-¿A esta hora?

-Sí ¿A caso importa?

-Claro que importa, es tarde, te puede pasar algo- dijo preocupado.

-Tranquilo, sólo saldré media hora con mi bici, volveré en menos de lo que canta un gallo- le di dos palmaditas a su espalda- hasta luego.

-Adiós- suspiró profundamente.

*****

Por fin estaba sola y tranquila, al aire libre, más relajada y fresca. Andaba en bicicleta por un parque cuando alguien me paró.

-¿Señorita Throudy?- me preguntó un oficial que se me hacía familiar.

-Sí... ¿Oficial Robert?

-Correcto- afirmó- necesito que venga conmigo.

-¿Por qué?

-Porque sí

-Esa no es una respuesta coherente

-Me acaban de llamar diciéndome que su padre está grave, y que le tenía que informar a usted.

Entre el presente y el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora