Capítulo 10

17 1 0
                                    

Capítulo 10:

Alex. Besándome. Correspondiéndome el equivocado pero maravilloso beso. Me sentía en el aire, con mariposas en el estómago. Me rodeó la cintura y me atrajo hacia él, yo rodeé su cuello con mis brazos y nos fundimos en un apasionado beso. No sé cómo ni por qué, pero la bicicleta ya no la teníamos más abajo nuestro.

Cuando nos separamos, mis mejillas estaban ardiendo y Alex estaba jadeando igual que yo.

-L-lo siento- tartamudeé- no quise caerme arriba tuyo- yo tenía los ojos clavados en el suelo sin saber qué hacer ni qué decir.

-Lo lamento también...no quise...ya sabes...-su frase quedó a medias- bueno...en realidad sí quise pero...no importa, déjalo ya.

Quise besarlo otra vez, pero ya era hora de irse, los dos estábamos demasiado incómodos como para otro beso más. No tenía idea de cómo despedirme

-Em...mi padre debe estar preocupado...- dije mientras me retorcía las manos

-Sí, y...yo tengo cosas que hacer- dijo él levantándose del suelo.

-Bueno...muchas gracias por traerme...-dije

-No hay problema- esta vez nuestras miradas chocaron y nos quedamos unos segundos mirándonos- bueno adiós- dijo acercándose a mis labios dispuesto a saludarme con otro de esos lindos besos, pero al parecer se arrepintió y retrocedió, Luego se acercó y me plantó un beso en la mejilla.

-Adiós- respondí decepcionada. Tenía ganas de que me besase otra vez.

Recorrí las ocho cuadras con paso veloz ya que estaba bastante feliz, cada tanto daba un saltito de alegría.

*****

Apenas cerré la puerta, mi padre vino corriendo desde su habitación y prácticamente saltó arriba mío.

-¡Oh, Jenni! ¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? ¿A dónde fuiste? Estaba preocupado por ti. No me dijiste a dónde irías o cuánto tiempo tardarías. Te llamé cien veces pero no contestaste.- sonaba realmente preocupado, así que traté de calmarlo.

-Estoy bien papá, te había dicho que saldría a tomar aire. He olvidado mi teléfono aquí, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado, lo siento- obviamente me salteé el mero hecho de que me había perdido y un hermosísimo chico me había ayudado a volver. Ah y, por cierto, habíamos terminado  besándonos en el piso. Menudo detalle.

-Jenni, no me asustes así nunca más, suerte que estés bien- lo dijo en tono enojado pero también aliviado.

-Estoy bien papá, gracias. Tranquilo, no lo haré más- lo tranquilicé. Me abrazó y me estrechó entre sus brazos.

-¿Pudiste pensar tranquila?- preguntó mi padre mientras nos separábamos.

¿Pensar? ¿En qué? En lo único que había estado pensando en ese momento era en esos hermosos ojos azules y esos labios tan tentadores y ese rostro tan...perfecto.

Pero tenía que pensar de qué me hablaba mi padre. Y ahí recordé la pelea anterior a mi huida. Tenía una decisión por tomar. Darle los objetos a mi padre o guardarlos y que se pudran a medida que pasaba el tiempo. Obviamente dárselos a él era lo mejor, la misma carta del tal Max lo decía, pero, ¿Qué pasaría cuando la máquina funcionara? ¿Me seguiría mintiendo? ¿Me respondería las preguntas anteriores que no había querido responder en ese momento?

Me hubiera encantado poder responder esas preguntas tan fácilmente, pero necesitaba tiempo así que me limité a negar con la cabeza e irme a mi cuarto.

-Buenas noches- susurré antes de cerrar la puerta.

Okey, eran apenas las siete treinta de la tarde, pero no tenía ganas de seguir hablando con mi padre. Me acosté en la cama y llamé a Lilly.

Entre el presente y el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora