Capítulo 3

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Capítulo 3

En la vieja bolsa había una batería negra, del tamaño de una caja de zapatos, un chip verde y una nota que decía "esconde esto en un lugar muy seguro y asegúrate de que nadie te vea, sabrás cuándo usarlo", todo lo demás, que le daba volumen a la bolsa, era papel de diario innecesario.

-¿Y para qué se supone que nos servirá esto?- preguntó Lilly decepcionada

-No lo sé, supongo que más adelante lo averiguaremos, ahora hay que esconderlo y buscar pistas- respondí

-¿No nos convendría revisarlo un poco más? Por ahí tenga una bomba...o algo por el estilo

-De acuerdo- dije, y empezamos a buscar.

Buscamos durante 20 minutos entre todos los papeles y los objetos. No encontramos nada, ni si quiera una pista de quién era el que dejó esa extraña bolsa. Así que decidimos guardarla en un lugar seguro, lejos de cualquier persona y, sobre todo, de mi padre.

Escogimos un lugar en mi habitación, ya que la casa no es grande y no hay muchos lugares para ocultar un objeto. Pusimos una madera entre el colchón y la cama y la ocultamos debajo de ella. No era el mejor lugar, pero por ahora lo dejaremos allí, ya se nos ocurrirá algo mejor.

Saludé a Lilly y miré cómo se subía al auto y se marchaba. Fui a ver a Lucy y seguía durmiendo, le di un pequeño empujoncito para que se despertara, ella se protestó un poco, pero luego abrió los ojos y me observó.

-Hola Lucy- le dije- eh vuelto

-Hola Jenni, ¿Qué hora es?

Miré el reloj y le comenté que eran las nueve y veinte.

-Tengo un poco d hambre- me dijo

-Ahora te preparo la cena, si quieres puedes quedarte mirando la tele- contesté

Me agradeció y me dio un beso en la mejilla, se sentó sobre la cama y encendió el televisor.

Me dirigí hacia la cocina, puse la mesa, hice fideos con salsa blanca y llamé a Lucy para que viniera a cenar. Ya habían pasado las nueve y media, papá llegaría pronto. Comimos y Lucy me ayudó a recoger la mesa. Papá llegó quince minutos después, yo estaba lavándome los dientes y Lucy ya se había acostado.

-Hola- me dijo dándome un beso en la frente

-Hola papá- le dije- ¿Cómo te ha ido en el trabajo?

-Bien...estoy un poco cansado así que iré a acostarme- me dijo con cansancio

-¿No cenarás?- pregunté intrigada

-Hoy no, tengo demasiado sueño, buenas noches- dicho esto, dio media vuelta y se fue.

Me quedé dudando su falta de hambre. En muy pocos casos no comía, cuando estaba descompuesto o cuando llegaba después de las doce, o sea, muy pocas veces. Y no sabía qué tipo de trabajo había hecho hoy, así que decidí que le preguntaría al día siguiente, y me fui a dormir. Me costó mucho conciliar el sueño, no paraba de pensar en la bolsa y en los extraños objetos, cuando por fin me quedé dormida, estuve soñando con la loca noche de hoy, y me aseguré, de que descubriría quién me había entregado esas cosas y por qué.

Entre el presente y el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora