Capítulo 4

32 1 0
                                    

Capítulo 4:

Lilly pasó por mí a las siete cuarenta. Durante el viaje estuvimos hablando sobre lo que había pasado la noche anterior, con la bolsa, la extraña sombra, los extraños objetos y, sobre todo, los disparos. Podríamos haber muerto, sin embargo aquí estábamos, sanas y salvas. Pensé  que sería mejor que no llevara más a Lilly allí, por su propia seguridad, pero no me lo perdonaría nunca. A ella le fascinan esas cosas, y pensar que por mi culpa no puede disfrutarlo, me dejaría muy mal.

Al entrar al salón, Steve ya estaba sentado en nuestro banco, con los brazos atrás de la cabeza, como si estuviera tomando sol. Lo saludé y me devolvió el saludo. Lilly y Emily ya estaban charlando, yo y Steve estábamos…cada uno en nuestros asuntos. La profesora entró, saludó, dijo “copien”, y empezó a tirar un montón de palabras sueltas en el pizarrón mientras explicaba y cada tanto se daba vuelta para ver si le estaban prestando atención. Yo estaba en mi mundo, pensando en lo de la noche anterior, hasta que Steve me interrumpió.

-Estás un poco distraída, ¿Pasó algo?- me susurró como si fuéramos amigos de toda la vida.

-No te incumbe- le respondí cortante

-Parece que alguien se levantó con el pie izquierdo hoy…- susurró divertido

-¿Pasa algo, Darker?- preguntó la profesora refiriéndose al apellido de Steve

-No, solo le estaba explicando a Jennifer algo que  no entendía- dijo él con indiferencia

-Bueno, señorita Throudy, la próxima vez que tenga alguna pregunta, consúltemela a mí, no a su compañero de banco, ¿Quedó claro?- me preguntó con firmeza

-Sí- le respondí, y una vez que se dio vuelta hacia el pizarrón nuevamente, fulminé a Steve con la mirada.

-Me las pagarás- le dije con tono amenazante

-Ya lo veremos, solo una cosa más...- dijo él con una pequeña sonrisa, pero la profesora lo interrumpió

-Listo, me cansé, quedan los dos castigados. Mañana se quedarán después de clase y limpiarán el salón entre los dos- dijo, y siguió dando clase. En lo que quedó de la mañana estuve tratando de concentrarme en lo que explicaba el profesor, sin embargo, no pude.

*****

Cuando entré a mi casa había una nota en la mesa que decía “necesito que me compres veinte tornillos, llegaré a las nueve”. Obviamente era de mi papá, lo cual no era raro, siempre se olvidaba de comprar algo y me encargaba a mí que lo haga. Así que me encaminé hacia la ferretería y compré lo que pedía en la nota. Decidí ir a comprar algunas cosas que necesitaba para plástica, como cartulinas, papel glasé, brillantina y unas lapiceras de colores. Después se me antojó tomar un licuado así que lo compré y lo fui tomando en el camino.

Iba caminando, escuchando música, tomando mi licuado y sin prestar atención al camino, cuando choqué contra alguien y le derramé todo el licuado encima.

-Oh, lo siento mu…- iba a decir mucho, pero cuando levanté la mirada me di cuenta de que era el chico que me había ayudado a levantarme la vez que me había caído

-Pues mira que coincidencia- dijo él sarcásticamente mientras se limpiaba la bebida de su camisa

-Déjame ayudarte- dije mientras sacaba un pañuelo de mi bolso y lo empezaba a pasar por su remera- te lo recompensaré, ven a mi casa para prestarte un camisa y te lavo esta- le dije. Me estaba arriesgando un poco, nunca invité a ningún desconocido a mi casa, y menos sin la autorización de mi padre, pero tenía que recompensar a este pobre chico.

-De acuerdo- dijo el chico mientras empezábamos a caminar hacia mi casa.

-Por cierto, soy Jennifer- dije mientras le extendía mi mano

-Alex- dijo y estrechó mi mano con la suya

Entramos a casa y le presté una camisa de mi padre, cuando se sacó la suya, Dios, casi babeo, era hermoso, tenía los músculos marcados y un cuerpo perfecto. Lavé la camisa y la puse a secar en un tendedero que estaba lo bastante alto como para tener que subirme a una silla. Mientras esperábamos que se seque le ofrecí un poco de agua.

-Sí, gracias- respondió

-Así que… ¿Cuántos años tienes?- le pregunté mientras le entregaba el vaso.

-dieciocho

-Y… ¿A qué colegio vas? Estoy segura de que al Golden Wings no porque nunca te he visto ahí

- No voy al colegio- dijo

- Oh… ¿Y a qué te dedicas entonces?

-¿Esto es una especie de interrogatorio o qué?- preguntó Alex

-Lo siento, es que soy muy curiosa- dije avergonzada

-Ya lo noté- dijo en tono burlón, lo cual me hizo sonreír un poco.

-La verdad es que estoy algo nerviosa y empiezo a hacer muchas preguntas y hablo mucho- dije más avergonzada aún. ¿Por qué tuve que decir eso? Me había salido de la nada, y no pude evitar no decirlo, y ahora quedé como una estúpida

-¿Nerviosa?- preguntó él con picardía

-Sí, pero…no es por ti, sino que es por…- no sabía qué decir así que tomé el lado más fácil- creo que la camiseta ya se secó, me fijaré si ya está- dije mientras agarraba una silla y me paraba para tocar la camisa. Noté como me empezaba a sonrojar; al distraerme, me tropecé y cuando estaba por estrellarme contra el piso sentí cómo unos fuertes y protectores brazos me agarraban y sostenían. Abrí los ojos y ahí estaba él, sosteniéndome y mirándome fijamente con esos hermosos ojos azules.

-Gra-gracias- tartamudeé

-No hay de qué, ¿Sigues nerviosa aún?- preguntó con una sonrisa en el rostro

-Creo que sí…- dije sin conciencia alguna mientras veía cómo los labios de Alex se acercaban cada vez más y más a los míos. Estábamos a unos pocos centímetros y yo ya sentía su respiración y su rico aroma, cuando Lucy entró a la sala y tarareó:

-Jenni tiene  nooovio- cantó mientras alargaba la “o”

Alex y yo nos separamos al instante y yo me apresuré a agarrar su camisa y dársela.

-Lucy…él no es mi novio- dije mientras notaba cómo mis mejillas comenzaban a arder

-Pues eso parecía- dijo Lucy divertida

-Yo me tengo que ir- dijo Alex agarrando su camisa- gracias por la camisa y mañana te la traigo de vuelta, adiós

-Adiós- le dije, y se marchó

-Espera a que se entere papá de esto- dijo Lucy en tono amenazante cuando ya Alex había cerrado la puerta.

-No Lucy, se buena hermana, y no se lo digas- supliqué. No tenía ganas de un reto por invitar extraños, o tener un “novio” a escondidas.

-¿Qué recibo a cambio?-Lucy podía ser de todo excepto tonta

-Em…te compro tu helado favorito- dije sin ganas

-Trato hecho-dijo, y luego me abrazó. Era imposible no quererla. A veces podía ser un poco manipuladora, pero después te ponía esa carita inevitablemente dulce y le perdonabas cualquier cosa.

Entre el presente y el futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora