No era necesario adivinar el lugar al que iría el soldado apenas pusiera un pie en la ciudad. La agente Evans llegó a la casa con su arma en manos antes de siquiera cruzar por la puerta. Sabía a la perfección cuál podía ser la reacción de un soldado igual de armado con la presencia de un desconocido. Tenía planeado esperarlo fuera de la casa para mitigar el impacto, pero alguien se le había adelantado. Lo que era raro, porque se esperaba su llegada alrededor de las 10 de la mañana.
Entró a la casa en silencio para no llamar la atención de quien estuviera dentro. Y lo primero que escuchó fueron unos ruidos provenientes del patio trasero, así que no dudó en revisar el perímetro. Quizá solo se trataba de ardillas; sin embargo, solo bastó con poner un pie en el patio para oír el sonido de una pistola siendo cargada. La agente Evans solo alzó sus manos en nuestra de que no tenía ninguna intención de utilizar su arma contra él.
—¿Quién es usted? —preguntó la persona armada. No era necesario preguntar su identidad al ver que iba vestido con su uniforme militar—. ¿Cómo ha entrado aquí?
—Soy la agente Evans —contestó ella mientras mostraba su placa con su mano libre—. Venía personalmente a buscarlo, soldado Cosgrove.... es sobre Tamara.
—¿Qué han hecho con ella? —exclamó el soldado con una notoria molestia en su voz. Incluso se acercó hacia la agente sin dejar de apuntar con su arma, lista para jalar del gatillo—. ¿Quién te ha traído aquí?
—Bajé el arma, Cosgrove. No tengo intenciones de iniciar un fuego cruzado —dijo Evans con calma—. Solo soy una simple agente canadiense, ¿acaso no se nota en mi acento? Necesito que me acompañe.
—¿Por qué creería en sus palabras?
—Hasta el momento no he hecho nada para defenderme, eso debe ser algo para considerar. Ambos estamos aquí por ella. Somos del mismo bando, así que sígueme si quieres respuestas.
El soldado Cosgrove no bajó el arma por un par de minutos mientras decidía si debía confiar o no en ella. Y aunque decidió seguirla, mantuvo su mano sobre su pistola ante cualquier extraño movimiento de su acompañante. Esto claramente ponía a la agente Evans en un momento de tensión, porque sabía que no estaba tratando con cualquier tipo de persona. Cualquier error terminaría con ella con una bala atravesando su frente.
Ella no se iba a encargar de darle las malas noticias, pero en el recorrido le dijo hacia donde se estaban dirigiendo. No podían ir a la estación policial, así que el único lugar disponible y relativamente seguro era la antigua casa de uno de los amigos de Mcfield. El teniente ya estaba esperando en el lugar.
—Buenos días, soldado —saludó McField cuando ambos se sentaron en la pequeña mesa del comedor—. Me disculpo por adelantado por recibirte en este humilde lugar, pero es el único lugar en donde podemos hablar con seguridad.
—¿Dónde está Tamara?, Teniente.
—Esa es la misma pregunta que le iba a decir. —La expresión de confusión apareció en el rostro del soldado. McField le mostró las fotos de la escena—. La verdadera Tamara Verner no existe, pero la joven detrás del personaje fue hallada sin vida en un bosque.
—E-eso es imposible —vaciló el soldado en lo que apartaba las imágenes de su vista—. No es algo que ella haría, también sabía defenderse. Es imposible que alguien...
—Solo era una niña. La soledad puede afectar de una forma inimaginable la mentalidad de una persona.
—Ella no era cualquier niña. Aún con los ojos vendados era capaz de cuidar su espalda, ¿cómo es posible que crea que está muerta?
—¿La gran pregunta es de qué se protegía? Puedo entender que el mundo puede ser un lugar peligroso para cualquier niña, pero ella era un caso excepcional...sino ¿por qué la ocultaban?
—Es confidencial —Las palabras eran como bloques de concreto. Cosgrove no ayudaría mucho si estaba del lado de las leyes y su puesto.
—Es acerca de los Kennedy, ¿cierto? —anunció McField mientras jugaba con sus dedos sobre la mesa. Por unos segundos vio la reacción que esperaba por parte del soldado, así que continuó—. Eso y la existencia de una organización secreta llamada SFE.
—Parece que usted ha investigado mucho.
—Y usted acaba de confirmar mi hipótesis. Entonces, ¿por qué la ocultaban? —McField no se rendiría con facilidad.
—¿No se acuerda de la maldición de los kennedy? —El soldado cedió.
—Por supuesto....¿Los rusos...
—Lo que vaya a preguntar es confidencial —indicó el soldado con una sonrisa burlona.
—Tamara ya no está, ya no es necesario ocultarlo. —McField miraba a Cosgrove directamente a los ojos—. Hasta ya confirmó lo más importante.
—Bien. Escuché con atención y juré que ninguna palabra saldrá de este lugar.
—Soy un hombre de palabra, soldado. Nada saldrá de este salón y si saliera, yo mismo me encargo de eliminarlo. —Lanzó una mirada hacia la agente Evans, que hasta ese momento seguía presente en absoluto silencio. Ella igualmente asintió.
El soldado miró a ambos en silencio por unos minutos. Y antes de hablar, dió un profundo respiro. Lo mucho o poco que compartiera con ellos, le generaba deshonra a su deber.
—Todo esto pasó desde que Kennedy se convirtió en presidente. Debe saber por historia universal todo lo que significó La guerra fría y la tensión que hubo con Rusia —contó el soldado—. Kennedy cometió muchos errores como enviar espías a Rusia... Su forma de tratar la situación sólo hizo que la tensión empeorará entre ambos países.
—¿Y qué pasó exactamente para crear esa entidad secreta? —preguntó McField.
—No pienso decir nada más en este lugar. Ya le repetí que es estrictamente confidencial. Una pregunta más...
—De acuerdo, no es necesaria la amenaza.
El teniente podía comprender la poca colaboración. Podían estar en el lugar más seguro del planeta, pero no lo sería para él soldado mientras hubiera un tercero más en la conversación. La agente Evans era una amenaza a sus ojos, en especial cuando él tenía información confidencial en sus manos. Si alguna palabra de ese encuentro llegaba a oídos de sus superiores, iba a ser inmediatamente eliminado del radar.
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¿Por qué ella?
Short StoryLa misteriosa muerte de una adolescente viene acompañada de secretos de gran magnitud. Bajo inexplicables circunstancias se buscará la verdad que se oculta, descubriéndose datos de suma importancia en la política ¿mundial?.