CAPÍTULO 4

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Ante la fallida visita a la casa de los Verner, McField organizó esa misma noche su siguiente avance que consistía en ir a la escuela. El objetivo era hacer hacer preguntas a todas las personas que estuvieron de algún modo relacionadas con la víctima, desde compañeros, profesores, e incluso el propio director. Ya tenían una lista de alumnos que habían sacado del cuaderno que encontraron en el bosque. Lo único que les quedaba era hacerlo en bajo perfil, así que lo mejor era ir un grupo reducido de oficiales por la mañana, sin autos policiales. Mientras menos ruido hicieran, sería mejor para que el caso no fuera reportado.

Cuando llegaron a la escuela, el único que ingresó para hablar con el director fue el teniente McField. El resto se quedó esperando dentro del auto a la espera de indicaciones. Ningún error iba a ser aceptado.

—Buenos días, ¿en que puedo ayudarlo? ¿Matrícula, pago o alguna citación? —preguntó el director apenas se abrió la puerta. En ningún momento alzó la mirada hacia McField, ni siquiera para asegurarse si era un padre o madre de familia, simplemente estaba inmerso en sus notas.

—Ninguna de las opciones. Me puede ayudar respondiendo unas preguntas. —McField tomó asiento delante del Director.

—¿Perdón?

—Creo que no me entendió. —Colocó su placa sobre el escritorio. En ese momento, el Director le prestó toda la atención—. Soy el teniente McField. Mi presencia en esta institución se debe a que hace unos días encontramos a una de sus alumnas sin vida en medio del bosque. Tamara Verner —le alcanzó una de sus fotos para refrescar su memoria—. Espero que nos ayude a reunir a unos compañeros y profesores para hacerles preguntas antes de su repentina desaparición.

—¡Imposible! Van a alterar a los alumnos —exclamó el director, levantándose de su asiento. Por el momento parecía que no iba a cooperar. El tema de la muerte podía ser muy delicado para los niños.

—Si no han hecho nada malo, no hay por qué alterarse. Además, se trata de la muerte de una alumna de esta institución, debería ser más colaborador para ayudar con la investigación. —La voz de McField era calmada—. No intentamos asustar a ninguno de los estudiantes, solo queremos saber qué ocurrió. Esto podría salvar la vida de otros alumnos suyos de un peligro que aún no conocemos.

—Bien, pero solo tienen diez minutos por alumno. —El teniente asintió. Una vez que el director volvió a tomar asiento, con más calma. McField continuó hablando.

—Comencemos con usted, ¿quién se encargaba de los pagos?

—Tendría que ser de uno de los padres. Los pagos se hacen directamente a la cuenta de la escuela, pero su nombres deberían estar en los recibos. —El director volvió a levantarse para sacar un libro de cuentas del estante detrás de él. McField solo le dio una rápida ojeada, ya que lo único que le importaba era obtener el nombre de los padres de la joven.

—¿Hubo algún incidente recientemente con ella? ¿Alguna pelea que considerar?

—Nada de gravedad, pero tenía un espíritu rebelde. No era muy partidaria de muchas de nuestras normas, incluso en temas de sociedad. Siempre intentaba darle un giro, aún si eso significaba poner todo de cabeza... Recibí muchas visitas de ella por esas discrepancias con los profesores. A veces incluía un grupo considerable de alumnos.

—Parece que fue una alumna problemática.

—Con lo que he dicho, da la impresión, pero ella era una de nuestras mejores estudiantes con alto rendimiento. Su comportamiento era impecable, a pesar de esos incidentes.

—¿Y cuando sucedían estos incidentes? ¿Sus padres venían directamente? —El Director negó con la cabeza.

—Venía un tutor. Ella venía de intercambio, así que sus padres no se encontraban en el país.

¿Por qué ella?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora