Alison dejó los frascos de medicina sobre el escritorio de su habitación y se metió las píldoras a la boca, bebió de su vaso de agua y tragó. Ella tenía que tomar esos estúpidos antidepresivos dos veces al día para no sentir la ansiedad que le provocaba su enfermedad, pero ella solo los tomaba una vez por semana o cuando su madre la obligaba; simplemente odiaba esos tontos medicamentos.
La castaña bufó saliendo de la habitación y dirigiéndose hacia la entrada de su hogar, ignorando completamente la voz de su madre que le prohibía salir sola una vez más. Se suponía que los antidepresivos la hacían sentir mejor, pero no eran píldoras milagrosas. Sacó una caja de cigarrillos de su chaqueta y colocó uno entre sus labios, sacó el encendedor y acercó la mecha de fuego hacia el tabaco entre su boca.
-Hey, hola- una voz conocida la llamó a sus espaldas. Ese chico, Ashton, otra vez.
Habían pasado ya varios días desde la última vez que ambos se encontraron. A Alison no le agradaba en lo absoluto Ashton, pero él seguía pensando sobre ese misterio que la castaña escondía.
Alison le dio una calada a su cigarrillo y siguió caminando, ignorando por completo a Ashton.
-No trates de ignorarme- habló el chico-. Solo quiero hablar.
Ashton avanzó hasta la castaña y la tomó por un hombro, haciéndola voltear a verlo. Cuando miró su rostro, vio a la chica que había salvado aquel día; ese cabello atado en una coleta, esos hermosos ojos azules -que ahora se veían cansados y con ojeras debajo de ellos-, esos labios rosados y ligeramente gruesos que en ese momento tenían un cigarrillo colgando de ellos. Ella era linda a pesar de su pálida piel y ojos inyectados en sangre. Ella era hermosa para él.
-¿Por qué inhalas eso?- el ceño del chico se frunció-. Esto te daña, te lleva a la muerte.
-Mejor para mí, ¿no?- le contestó de una manera fría y sopló todo el humo de la última calada en la cara de Ashton, haciendo que éste tosiera un poco.
-Quisiera saber más de ti- admitió él, despejando el humo de su vista con la mano.
Alison se quedo congelada y el vello de su nuca se erizó al escuchar esas palabras. Nadie se había interesado en ella los últimos años, después de que le informaron de su problema, y que ahora un total desconocido al cual odiaba le dijera eso, simplemente la tomó por sorpresa.
-Mi vida no tiene nada interesante- dijo Alison indiferente, ocultando totalmente sus nervios. Ella no le decía a nadie sobre su trastorno.
-No quiero saber de tu vida, quiero saber de ti- Ashton inclinó su cabeza a un lado, haciéndolo lucir adorable.
La castaña mordió con fuerza el interior de su mejilla y le dio otra calada a su cigarrillo. Miró los ojos del chico frente a ella y soltó el humo de su boca hacia otro lado que no fuera su cara.
-¿Cigarrillo?- le ofreció Alison, extendiéndole la caja con cilindros de tabaco.
Ashton accedió, tomó uno y Alison le ayudó a encenderlo. Él dio una calada y expulso el humo con un leve tosido, dio otra calada y sintió el efecto de relajación que le hacía en el cuerpo. Ahora sabía la verdadera razón del por qué ella los inhalaba.
-¿Cómo te llamas?- le preguntó él, un poco divertido.
La castaña se lo pensó y mordió su labio inferior.
-Alison- se atrevió a decir.
-Un gusto, Alison. Soy Ashton.
-Ya lo sé, idiota- ella volcó los ojos. Pero qué tonto era al decir eso si se lo dijo la última vez que se vieron.
Ambos comenzaron a caminar por la calle, soltando humo de tabaco por sus bocas. Alison, por un instante, no odiaba al chico que le salvó la vida.
-Te sigo odiando por la otra vez- confesó la castaña.
Ashton asintió y chasqueó con la lengua, mirando al suelo. Pero ella mentía en ese momento. Por primera vez en su vida, se sintió en paz con ella misma; gracias a ese idiota que la salvó de su propio intento de suicido.
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Depression ➳ Irwin
Fanfiction❝-¿Por qué siempre estás de malas? -No te metas en mis problemas y déjame sola.❞