Capitulo 2: Pociones y Lucidna Rouge

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- Oh sí perfecto -se quejó Lumira frente al espejo-, mi cabello está hecho una mismísima mierda.

Las otras tres negaron divertidas y Lottie se colocó atrás de ella, peinándose su roja cabellera sin dificultad.

- Black, ya de por sí sacaste más de una mirada -le dijo Lottie-. Sos una chica guapa, ¿en serio te vas a preocupar?

Su amiga rió y sacó una sonrisa arrogante que irradiaba verdadera elegancia y a la vez una belleza infinita.

- Mmm sí, soy demasiado guapa hasta para mi propio bien -y sonrió enseñando sus dientes para luego bufar-. No quita el hecho de que este cabello hijo de la puta esté...

- ¿Y si te haces una trenza? -sugirió Clary-. Es fácil.

- Las trenzas son de... Sí, mejor una trenza ya que hoy mi pelo está en mi contra -y empezó a hacerse una francesa de lado.

- Apuren, llegaremos tarde, y según el horario que nos dio Minnie -empezó Gabriela- tenemos dos horas de pociones con los Slytherin. Hmm, ¿será así de malo como nos dijeron los gemelos?

- Primero: ¿desde cuando aceptaste el hecho de decirle Minnie a McGonagall? -preguntó Lottie y la otra se encogió de hombros-. Segundo: me imagino que sí, ese Snape ya me cayó un poquito mal con tan solo mirarlo. O sea ¿qué con su cabello?

- No se lo lava, y ese afán que tiene en poner sus narices en lo que no le incumbe -le siguió Lumira estremeciéndose-. Sin duda él tiene el peor cabello, el mío es todo perfecto alado del de él.

- Los de todos son perfectos alado del de él -dijo Clary asqueada-. Oí que él en verdad quiere ser profesor de DCLO. Pero Dumbledore no lo deja.

Las otras tres alzaron las cejas sin sorprenderse, de los tres días que llevaban en Hogwarts ya podían ver lo cruel que era el profesor de pociones.

- Me alegro por eso, quizá -comentó Gabriela.

Las cuatro amigas salieron de la habitación para ir al Gran Comedor, ya a la salida de la Sala Común de Gryffindor visualizaron a una tímida Katie Bell mirándolas con reproche. La broma había sido llevada a cabo el día anterior, para ser la primera les había ido bien.

- ¿Qué tal tu pelo Katie? -preguntó muy amigable Gabriela mientras se separaba del grupo.

La chica se rió con ganas y luego la fulminó con su castaña mirada.

- Bien, supongo -contestó fieramente-, ya que le dieron un buen lavado ayer con esos globos de agua, después de mancharlo con pintura verde.

Gabriela sonrió apenada de lado, ella había dado la idea de los globos y del piso resbaloso.

- Venía a pedirte perdón y que no se lo comentes a nadie, ten por seguro que no se repetirá algo de ese calibre en vos -Katie alzó sus cejas-. Solo era una demostración de parte de nosotras.

La chica se fue y dejó a las cuatro solas, Lumira miró asombrada a Gabriela y Lottie aplaudió en su honor. Clary era ajena a todo eso mientras escuchaba una conversación privada de una pareja.

- Vaya Moore, eres un miembro súper importante -dijo Lottie.

- No solo tienes brillantes ideas sino que eres experta pidiendo perdón -exclamó Lumira y miró a Clary-. Clary, vamos.

- De acuerdo -y dejó de oír la conversación-, creo que tengo otro blanco. Esa pareja tiene problemas, hagámosle una broma al chico por favor -comentó al llegar al Gran Comedor.

Potter y Black se miraron sonrientes para luego ver a Gabriela que no parecía muy convencida.

- Miren, ¿qué pasa si les hacemos el problema más grande? -intentó hacerlas razonar a la vez que se sentaban en la mesa de Gryffindor-. Yo digo que no.

Charlotte y LumiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora