Capítulo 4

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- Debe ser una jodida broma.

Después de un par de escaleras, silencios incómodos y varios empujones voluntarios, habían llegado a lo que ahora, serían sus habitaciones. Lo normal sería encontrar un lugar espacioso, con una buena vista y cómodas camas, pero más que eso, parecía una verdadera prisión. Los colores solo llegaban a tonos grises, desde la ventana únicamente se podían ver más cuarteles, la luz de la ampolleta casi no iluminaba, y el mayor de los problemas, existía solo una cama, la matrimonial.

- ¿Se habrán equivocado? - Ni siquiera Shoto se había salvado de esa pesadilla.

- No, todo lo que ven es completamente real, así son sus cuartos. La buena noticia - Mirio logró ver una pequeña esperanza en sus compañeros - Es que podrán optar por algo mejor.

- Me huele a trampa - Todos estuvieron de acuerdo.

- Si quieren subir de nivel con respecto a las habitaciones, tendrán que poner mucho de su parte para crear la mejor convivencia entre ustedes. Estas son órdenes directas de Enji Todoroki, quiere ponerlos a prueba.

- Mi padre no sería capaz, sabe que somos muy buenos en el espionaje - No hacía falta decir que Shoto creía tener el mejor mentor del mundo. Fuerte, independiente, alfa líder y poderoso, quien le dijera lo contrario, en serio podía pagar fuertes consecuencias, y es por eso que no creía que su propio padre quisiera ponerlos a prueba con algo tan absurdo como eso.

- Yo no pongo las reglas muchachito. Ya pasó su hora libre, así que ahora deberán ponerse sus trajes especiales, tendrán un pequeño entrenamiento de bienvenida - El mayor no solía hacer ese tipo de trabajos, odiaba a los adolescentes, y más si eran tan inmaduros, pero Aizawa le había hecho un buen precio a cambio. Una cita con Tamaki Amajiki, su actual conquista. Lo que para él era una buena oportunidad, el chico se excusaba siempre con él cuando lo invitaba a salir, diciendo "No me atraen los rubios" o "Eres demasiado alto" y cada vez que se sentía cerca de lograrlo, la vida le daba una bofetada, y debía contenerse al ver como salía con chicas pelinegras y de baja estatura.

«Mira Tamaki, me teñí el pelo por ti»

«Me gustan naturales» Fue la única respuesta que recibió.

«¡Tamaki! Hablé con un brujo para que me hiciera más bajito, solo me debo comer esta cucaracha mientras digo tu nombre tres veces en frente del espejo con una vela encendida»

Ese día solo huyó.

- Tienen diez minutos.

A regañadientes, los chicos entraron a sus respectivas cámaras. Izuku y Katsuki, fueron los primeros en dar el primer paso, les había tocado la número seis. Irónicamente, el número de la suerte del rubio.

- Pido la cama.

- No imbécil, yo pido la cama.

- No has pensado que el piso te vendría mejor, eres igual que un perro rabioso. Ahí - Apuntó Izuku, a una de las esquinas del cuarto - Es donde perteneces.

- No pienso compartir contigo en un espacio tan reducido - Bakugou podía mostrarse realmente inmaduro cuando se lo proponía.

- No me obligues a usar mi poder contigo, Katsuki.

- No me asustas ni un poco, arbusto de mierda andante - Se defendió como mejor lo podía hacer.

- Te lo advertí - Izuku avanzó lo suficiente como para quedar a pocos centímetros de él, puso sus manos rápidamente en el pecho del rubio, y comenzó a utilizar su don, las feromonas. El rostro de Katsuki tenía un notable sonrojo, sus ojos rojizos se volvían brillantes, un pequeño colmillo aparecía cuando soltaba gruñidos, más parecidos a ronroneos, y sus manos no lograban quedarse quietas.

Mafia [Bakudeku] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora