Mafia [Bakudeku]

Capítulo 5

Izuku no había conocido lo que era la verdadera molestia, hasta ahora. Sus nulos intentos de tener tranquilidad se habían esfumado por completo, y no era para menos, cuando por su propia culpa, había recibido un pequeño y merecido castigo por golpear sin motivo a su inocente compañero. Eran esos momentos en los que realmente se cuestionaba su humanidad, y pensaba seriamente en acabar con el problema de raíz, tal vez cometiendo asesinato. Jamás lo había hecho - Aún que para todo hay una primera vez - Jugaba sucio con los enemigos, pero nunca se manchó las manos con sangre, hasta quitar una vida, y ahora, con la agradable situación a la que estaba pospuesto, sus pensamientos se cerraban a una sola posibilidad para terminar con su sufrimiento. Arriesgar todo lo que tenía solo para hacerle la vida imposible a Bakugou, literalmente imposible, no sonaba tan mal en su retorcida cabeza. Solamente cuando lo decía en voz alta lograba recapacitar. Pero solo un poco.

Pasar toda la tarde dando pasos de aquí para allá en una habitación de a penas dos metros y medio, era una de esas molestias. Dejar de entrenar para tener que cuidar a un idiota, era otra. Y que ese mismo idiota se hiciera el inconsistente solo para joder, era definitivamente, la mayor de las molestias.

- Bakugou, hace unos minutos nada más vi como tu ojo se abría para saber si estaba aquí. No me dejan abandonarte hasta que bajes conmigo - No respondía, hasta intentaba controlar su respiración para hacerla más pesada y fingir que prácticamente estaba muerto. Das lástima. Eran las únicas palabras que quería decirle a su contrincante, pero intentaba controlarse, ya que si volvía a cometer otro error, jamás podría separarse de él y obtener una mejor habitación. Seis meses conviviendo se le hacía demasiado eterno, si tenía la oportunidad de acortar el tiempo, la tomaría sin dudarlo.

- Joder, eres tan imbécil. Estoy capacitado para matarte y no dejar rastro alguno, piénsatelo dos veces antes de fingir que estás inconsciente - Solo por una ráfaga de segundos, Izuku pensó que en realidad si podía estar desmayado, y lo que vio hace un rato fue un mero espejismo. Su consciente le obligó a caminar hasta la cama, y su misma consiente, no él, hizo que posara sus dedos en su bronceado cuello.

No estaba respirando. En verdad.

- No entres en pánico, haz lo que mejor sabes hacer - Lo golpeó, tan fuerte que sacó a Bakugou de su, claramente, fingido trance - Dios, solamente soy un joven de diecinueve años, nada más podía hacer - Quien ahora fingía era Deku, poniendo un rostro angelical que ni el mismo creía.

- Eres un puto, ¿Sabes lo que me costó, literalmente, pausar mis latidos por un microsegundo, solo para que me golpearas? - ¿Quién te manda a meterte con un chico de poco vocabulario que solo sabe pelear a combos? Era el mismo quien se hablaba para entrar en razón y dejarlo tranquilo de una vez. Eso jamás. Terminaba por concluir al final.

- Estaba muy preocupado, ¡Te sentí tan agonizante! Podía ver el reflejo de tu dolor por encima de tu cansado cuerpo, y tú mismo me has iluminado, llamando a las fuerzas divinas, a que me mandaran a cumplir con mi deber de acabar con tu sufrimiento más rápido - Además de ser un mecanismo de defensa, el sarcasmo también podría ser fácilmente el segundo idioma del peliverde. Curiosamente le hacía recordar un personaje de alguna serie juvenil, ese que era un imán de problemas, y también de chicas bonitas.

- Curioso, si estuviera en tu lugar también te daría el placer de acabar contigo antes de que cayera en un profundo y eterno sueño. Hazme el honor alguna vez, Deku - Se paró salvajemente de la cama, y salió del cuarto. Una sensación incómoda había recorrido su cuerpo por uno instante, la misma que lo había obligado antes a retirarse. No sabía que era, tal vez una pequeña corazonada, pero solía hacerle caso a sus instintos, y este le decía que era hora de alejarse de ese chico por un tiempo.