La Mafia Rusa II (COMPLETA) ✔️

#24

— los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia — El sacerdote se aleja un poco. Tomo a Dhyanna de la cintura y la acerco a mi, junto nuestros labios en un pequeño beso lleno de sentimientos encontrados. 

Me volteo a ver a mis hijos que me miran risueños, con sonrisas que parecen que se romperán los labios. Tomo a Dhyanna del brazo y empiezo a bajar los pequeños escalones que hay. — ¿Qué es esto? — me giro a ver que señala el sacerdote. Tiene una pequeña bala de juguete incrustada en el pie. Saco mi arma y le disparo. 

El sacerdote cae al suelo muerto — ¡Papá, me confundí de arma! — grita Nyan. Me giro a verle incrédulo, levanta las manos con 2 armas parecidas solo que una tiene balas de juguetes con pinchos y la otra tiene confeti.  

Llevo las manos a mi cabeza — Joder, Nyan. Ten más cuidado Hijo — comento entre dientes. 

— Quiero una explicación — mi ahora esposa se cruza de brazos. La miro con una pequeña sonrisa. 

— Antes de que volvieras le di a Nyan un arma de juguete para que cuando sienta peligro de alguien él dispare y yo también — Sé que no tiene mucho sentido pero así es como nos divertíamos él y yo. — Eres imposible — murmura caminando hacia la casa. 

Intento correr pero las costillas no me dejan, en el primer paso que doy me caigo ocasionando un gran ruido. Los guardias se acercan a mi y Dhyanna viene corriendo — ¿Está bien, Señor? — la pregunta me ofende — Claro, solo que el suelo se sentía solo y me tiré a darle un beso — inquiero con sarcasmo. Intento reírme pero el dolor aumenta. 

Wayden se acerca a mi y levanta mi camiseta — ¿Tan bien te portaste? — sus manos frías hacen un poco de presión en mis costillas fracturadas. — Soy un pan de Dios — simulo una sonrisa que sale muy forzada. 

Con la ayuda de varias personas me ayudan a levantar. Caminamos lentamente hacia la casa. Dryan se me atraviesa — ¡Papá Tyson no me quiere dejar la pistola! — su absurdo enojo me hace cabrear — Claro que no te la va a dejar, es suya. — su ceño se frunce — Pero te fabricaré una — asiente y me deja pasar.  

En mi casa hay demasiada gente que no conozco y eso me pone de mal humor — ¿Quién cojones es toda esta gente? — me giro lo que puedo a ver a Wayden. Su semblante esta serie, quizá le molesta el hecho de que este herido. — Son tus nuevos hombres. La mafia de Dhyanna y la tuya se han unido. Están todos en un mismo bando — frunzo el ceño. 

— Nunca di el permiso por escrito ni hablado — me dejan caer en la cama. Mis ojos no paran de mirar a Wayden y él busca cualquier punto que no sea yo. — Pregúntale a ella, es tu mujer. — Dhyanna entra a la habitación seguida de un doctor, ojeo al tipo que no para de sonreírle.

 — No eres bienvenido en mi casa — hablo hacia el doctor. 

La sonrisa se le borra y se pone modo serio — Vengo a ver sus costillas — intenta acercarse — Y yo veo como un balazo atraviesa tu cerebro. ¿Te gusta como suena? — mis dientes empiezan a rechinar unos contra otros debido al enojo. — Pero... — intenta justificarse pero mi mano le detiene.