Hotel The Vannah
Savannah, Georgia
Los pasos atropellados de los infectados retumbaban fuertemente, y en aumento por cada segundo que pasaba, convirtiendo la espera en un infierno. Sus desgarradores gritos entre otros sonidos inentendibles, eran capaces de estremecer hasta al ser más valiente y decidido en la tierra. Podían jurar que escuchaban como se rasgaban la carne entre esos seres, con el único propósito de entrar al cuarto en el que estaban. Cargaron sus armas.
Nunca explotar al "Boomer", anotado.
La inmensa cantidad de infectados se logró dar paso, al hacer pedazos la puerta que los separaba de sus presas.
Una palanca, un par de pistolas y sus manos eran más que suficiente para acabarlos. Tenía que ser suficiente; de lo contrario estos no fueron hechos para la guerra.
Espera. No fueron hechos para la guerra.
Una lástima, ¿De qué color desean el primer ataúd?
—¡Chile, si salimos de esto te voy a matar! —el azabache se había enojado.
—¡Fue sin querer queriendo!
—¡Concéntrate, huevón! —la trigueña seguía sin apuntar correctamente, al igual que los demás. A excepción del rubio sin nombre, él sí apuntaba bien.
El azabache, se hacía de la palanca como podía; el de ojos azules y la trigueña, en un mal intento de disparar a los infectados, y el rubio, mataba —o mataba nuevamente— a cualquiera de esos seres que se cruzara con su mirada. La inmensidad de muertos vivientes los hacía retroceder, obligándolos a rozar el filo del abismo del hotel, a unos pasos de destinarlos a morir de la misma manera que el infectado que vieron destrozarse mientras ardía en llamas. Se quedaban sin opciones y sin tiempo.
—¡Maldición! —Perú maldijo a todo pulmón, tenía que recargar el arma, pero no había tiempo para eso, ahora los muertos avanzaban.
En su desesperado intento de recargar la pistola vio una mano ensangrentada debajo de la cama de la habitación, cerca de esta, un cuchillo, quizás con la misma sangre que la mano. El cuchillo, "apuntaba" a una botella roja, desgastada, con la etiqueta borrosa, no era necesario leer la etiqueta para saber que era: un molotov.
Observó la cornisa, podían correr a la siguiente habitación y rodear el fuego. La palanca del azabache, el cuchillo ensangrentado y el molotov, eran al parecer la última y/o única opción que tenían.
—¡Alemania! —el contrario apenas llegó a voltear a verla, y en sus manos ya no había una palanca, sino una pistola.
"No rompas la botella". Tenía un largo historial de romper cosas, y como si fuera una maldición, la mayoría de vidrio.
El resto del grupo la miraron dudosos, la idea pasaba por sus mentes: ¡Buen plan!, quemar más un edificio en llamas en el que se encontraban atrapados. En esos momentos parecía ser lo más sensato.
Logró encender un chispa en la mecha de la botella. El resto retrocedió algunos pasos antes de que la pelirroja lo lanzara al suelo, bloqueando el paso entre los infectados y ellos. Corrieron al instante por la estrecha cornisa; resbalándose, sin caer solo por cuestión de suerte.
No miró atrás, mas la imagen de la mano ensangrentada había vuelto a su cabeza.
Escuchaban los gritos de los muertos. Sonidos aterradores que se grabarían en sus memorias el resto de vida que les quede.
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MADE TO DIE [TodosxPerú]
عشوائي𝑴𝑻𝑫 | Porque ellos fueron hechos para morir. Pero primero venía el sufrimiento. ... [En proceso] Si deseas, vamos avanzando.