Sucumbirían a perder la conciencia en cualquier segundo; caerían, sus cuerpos se quedarían ahí, perdidos y olvidados en el tiempo, en medio del final, pero el instinto primitivo de sobrevivir los llenó, los obligó a aferrarse a la poca vida que les quedaba. Y fue esa la única razón por la que no cayeron y se mantuvieron firmes ejerciendo presión en la puertas que les negaban su escape; las mismas puertas que empezaron a ceder a la fuerza.
Salieron con el temor a flor de piel. Sus tambaleantes cuerpos avanzaron arrastrados al exterior comenzando a respirar nuevamente. Respiraban aquel impuro oxígeno una y otra vez. Tosían y respiraban desesperados. El piso en el que estaban no se encontraba en mejor estado que el resto del hotel; pero había oxígeno, y entonces les servía más que aquel ascensor.
No podían esperar a recomponerse. El ascensor había causado un sonido estridente al bajar y se anticipaban los pasos y gritos no inteligibles de los infectados. Algunas armas con la mala pinta de ser más potentes que las suyas al costado de un cuerpo inerte y su escasez de fuerza en esos instantes se convirtieron en su único escudo.
—¡Disparen! ¡Disparen!
El grito ahogado de Alemania se combinó con maldiciones y desgarradores sonidos de parte de los infectados. Era una horda inmensa la que había sido atraída por el desapacible sonido provocado por el ascensor; viéndose obligados a retroceder, pasos escasos, el camino detrás suyo era cortado por la llamas, aquellas llamas imparables.
Perú cayó al suelo en el transcurso, su cabeza impactó duramente contra el suelo con un metal roto, atenazándolo durante segundos, sus cortos cabellos se le pegaron a la frente por el sudor y se sentía helado. Un pitido lo ensordeció y la vista se le nubló. Sacudió vehemente la cabeza reincorporándose, volteó la vista en busca de algo que aún desconocía, en el suelo yacía tirado un frasco de contenido ignoto, y en medio de su confusión leyó la palabra «bilis».
Se alzó con el frasco en mano dejando la pistola olvidada en el suelo. Ignoró los gritos del resto ordenándole retroceder; sólo avanzó algunos pasos y lo lanzó al fuego, con la fuerza suficiente como para reventar el frasco.
Los infectados casi mecánicamente fueron tras el hedor, ignorando la presencia de los humanos, se dirigieron directamente al fuego. Quedaron pasmados, los muertos vivientes eran devorados por el fuego y sus gritos agonizantes se grabaron en sus memorias; se veía a detalle como ardían, sus cuerpos se desintegraban lentamente y la sangre se entremezclaba con el fuego. Era la masacre más sangrienta que llegarían a ver; hasta entonces.
Y, sea quien sea el que esté arriba, les advirtió que eso no era todo.
El hedor se disipaba y todos los infectados habían sido consumidos; menos uno.
El infectado dejó de detectar el olor a bilis y entregó toda su atención a los humanos al frente suyo. Salió de entre las llamas, hambriento.
Su traje, amarillento y ensangrentado, no había cumplido su misión de protegerlo contra la infección; de su rostro, aún caían ríos de sangre; en su izquierda, aunque en mal estado, se evidenciaban las letras: «CEDA».
El cráneo le fue atravesado y por fin cayó.
Si no era a base de fuego, sería a base de balas.
Perú bajó el arma. Sus largos cabellos se perdían entre el alboroto, el fuego y el humo; era rojo, y la sangre también.
Estaba cansada, lo cual le dio una razón más para apretar con furor la pistola. USA, a diferencia del otro par, no se le quedó observando; le entregó una de las armas que estaban al lado del cadáver anónimo.
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MADE TO DIE [TodosxPerú]
De Todo𝑴𝑻𝑫 | Porque ellos fueron hechos para morir. Pero primero venía el sufrimiento. ... [En proceso] Si deseas, vamos avanzando.