Una noche en blanco no había conseguido aclarar su cabeza. Y, al día siguiente, Jungkook tenía que enfrentarse con él otra vez. Mientras bajaba la escalera, iba diciéndose a sí mismo que no pasaba nada, que aquel beso no había cambiado su relación.
Pero no era lo mismo y sabía que nunca volvería a serlo.
Respirando profundamente, abrió la puerta de la cocina. Taehyung estaba sentado, leyendo el periódico.
—¿Queda algo de café? —preguntó, sin mirarlo.
—Buenos días —le saludó él, tan tranquilo.
—Buenos días.
Estaba tan guapo por la mañana, sin afeitar, despeinado, con la camiseta arrugada... Tan guapo que Jungkook se prometió a sí mismo no volver a verlo por las mañanas hasta que estuviera vestido de arriba abajo.
—¿Qué planes tienes para hoy? —preguntó Taehyung, dejando el periódico sobre la mesa.
—¿Planes?
Iba a pasar todo el día intentando convencerse de que no había pasado nada. De que Taehyung no era tan atractivo. Esos eran sus planes.
—Podríamos comer en algún lado, ir a una playa. Conozco un sitio precioso.
Jungkook se mordió los labios, incómodo. Se sentía desilusionado al ver que, para él, todo seguía igual. ¿Qué había esperado? ¿Qué se pusiera de rodillas y le dijera cuánto lo amaba? Era ridículo.
Pasar el día con Taehyung podría ser maravilloso, pero, por otro lado... ¿podría estar con él sin quedarse mirándolo como un tonto?
De acuerdo, besaba muy bien, pero nada había cambiado. Seguía siendo su amigo Taehyung. Su amigo del alma. Que supiera besar hasta dejarlo con las piernas temblorosas no cambiaba nada. Debía tomárselo a broma.
—Me encantaría ir a la playa —dijo, casi convencido.
Después de desayunar, guardaron la comida en una mochila y bajaron por la carretera que bordeaba un acantilado hasta una playa llena de rocas.
Jungkook caminaba mirando el mar. Era eso o mirar a Taehyung, que caminaba unos pasos delante de él, mochila al hombro. Y si lo miraba, se ponía a soñar. Y soñar no era la forma de desenredar aquella madeja que lo tenía tan confuso.
En una curva del camino, él se paró para observar un barco anclado en la bahía. Los tripulantes eran un grupo de chicos que parecían estar pasándolo "demasiado bien".
—¿Están locos? Las corrientes son criminales en esta zona de la bahía. Sobre todo, si han bebido. El alcohol y el mar son enemigos declarados.
—No parece tan peligroso —murmuró Jungkook.
—Lo es —insistió Taehyung —La corriente es muy fuerte y hay rocas por todas partes. Además, en esta zona el agua está helada.
—¿Crees que deberíamos avisarles?
Él negó con la cabeza.
—Están demasiado lejos —dijo, encogiéndose de hombros —Bueno, espero que no sean tan tontos como para tirarse al agua. Ven, voy a enseñarte una cosa. Desde la colina se pueden ver focas y tiburones.
—¿En serio?
Cuando llegaron arriba, los dos estaban sin aliento. Sobre todo, Jungkook.
—¿Te gusta?
—Es precioso —murmuró él, deseando poder concentrarse en la bahía y no en las piernas de Taehyung.
Horror. No podía verlo como a su amigo. Solo podía ver a Taehyung, el hombre. Y menudo hombre.
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forever friends, taekook
Roman d'amourjungkook era consciente de que probablemente fuera el único que no había caído rendido a los pies de kim taehyung. eran amigos desde niños, por eso cuando le pidió que se hiciera pasar por su pareja, jungkook no pudo negarse. además, él esperaba que...