5.- Nut

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Necrópolis del Valle de los Reyes.

La entrada tenía escombros algo usual en ese lado, sin embargo su empeño en descubrir alguna tumba intacta no lo desanimaban muy a pesar del calor, las plagas de escorpiones y serpientes que eran compañeros intachables de los egiptólogos.

Tenía una fascinación por la civilización del Valle del Nilo la cual había estudiado desde su niñez para luego especializarse en Barcelona donde había conocido a quién era su compañero y pareja un joven de cabellera azabache y ojos verdes olivas que lo adoraba tanto como un súbdito a su monarca.

-Te dije que vinieras hasta el templo que hay más allá-reprochó su compañero que bufaba por el calor-pero tú siempre quieres hacer lo que te place, Aioros.

-No eres muy romántico para pedirme una cita en un antiguo templo egipcio, mi querido Shura-contestó divertido-eso se debe a que la última vez me provocaste una terrible excitación que casi me lleva a la cárcel.

Varios litros de sangre se agolparon en el rostro del interpelado que miró nervioso al equipo que excavaba, sus insinuaciones eran cosa de dormitorio no para vociferarlo ante ilustres muertos que llevaban milenios sepultados en aquella montaña.

-Lo de Dra Abu El-Naga fue una estupidez-casi balbuceó-además que te pusiste raro, comenzaste a hablar en egipcio antiguo y lo peor es que te entendí.

-Pero no dudes de tus habilidades para encandilarme-su mano derecha tomó la barbilla del azabache que alzó la mirada sorprendido pues una imagen se cruzó en su cabeza-¿ Qué pasa?

Arrancó el lino que cubría la anatomía del otro, la reina estaba en la Casa Jeneret con su salud repuesta mientras él acudía al llamado del que ahora besaba con ferocidad para organizar una campaña militar. Pero las estrategias se fueron al duat cuando los ojos lapislázuli del monarca enmarcados por el khol se posaron en los suyos en un brillo malicioso que le hizo perder la calma, el maldito faraón estaba usando sus cartas de seducción.

Anillos, collares y otros adornos cayeron estrepitosamente al suelo, los torsos descubiertos de ambos se rozaban como la lucha entre Apofis y Ra en busca de ganar el dominio. Los traviesos dientes del faraón mordieron la comisura del rival quién ahogó un gemido en su boca a su vez que su cerebro trataba de procesar tamaña locura donde si eran descubiertos por algún sirviente o la madre del faraón conocida por su respeto a las costumbres y tradiciones de la realeza las habladurías pondrían en mal lugar al soberano.

Pero no duró mucho sus cavilaciones porque la lengua traviesa de Aioros se coló en su boca quitándole la voluntad de apartarse de su cuerpo el cual temblaba de emoción a tal punto que pequeñas gotas de sudor aparecían por su cuello, pectorales y vientre.

-¡No!-se apartó de golpe el general cuando en su pelvis, su sexo despertaba luego de un largo sueño-esto no está bien...

El faraón quedó como un ebrio con los ojos cerrados, la cabeza echada para atrás y sus labios hinchados entreabiertos agregado a que el palpitar de su miembro lo quemaba lentamente, estaba a un paso de morir de deseo, a un paso de aceptar la lujuria de Hathor en forma de bendición.

Apresurado, el general tomó sus adornos aprovechando el letargo del rey que jadeaba en busca de aire, debía salir de ahí cuanto antes, pero debía recomponer su semblante y disimular la erección que su shenti no disimulaba a cabalidad.

Listo, se encaminó a la pesada puerta y cuando se disponía a abrirla, la oscura voz del faraón heló su sangre...

-¡ Te azotaré por dejarme como una ramera!

Trascendente Amor [ AiorosxShura]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora