𝐀𝐦𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞 // 𝘚𝘦𝘢𝘴𝘰𝘯 𝐈𝐈

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📍Escuchen la cancion mientras leen, si gustan.
  
  
  
   

Habían pasado un cerca de dos semanas desde aquel lamentable incidente.
Mary había tenido una ligera discusión con Tom a causa del comentario de la abuela de Grecia por lo que había había tomado la dura decisión de no volver al hospital mientras la mujer siguiera ahí.
Pará ella era preferible no tener más roces con ella por que eso afectaba a Tom, aunque el fingiera que no.
Por desgracia, Grecia aún seguía siendo el centro de atención de varias noticias ya que aún no lograba despertar. Al menos físicamente no lo estaba.

Grecia, aún en coma, lograba tener un sueño demasiado recurrente, pues todo comenzaba con ella caminando por un pasillo que, al principio, creía que no tenía fin, mismo que con el tiempo siguió haciendose cada vez más corto, hasta llegar a una puerta, la cual nunca alcanzaba a abrir.

Ella no sabía cuánto tiempo había pasado, pero de nuevo estaba ahí, en aquel infinito pasillo.
Está vez no había decidió no caminar, si no correr hacia aquella puerta de madera, haciendo hasta lo imposible por tratar de llegar.

Hizo un último esfuerzo hasta que por fin logró abrir aquella puerta de forma un tanto brusca, encontrándose con algo que jamás se había llegado a imaginar.
Había llegado a su hogar.
Rápidamente camino hacia la habitación de su padre para buscarlo pero no tuvo éxito.
Busco en su habitación y no había absolutamente nadie.

De pronto un silbido en la cocina y el sonido del grifo la pusieron en alerta.
Rápidamente tomó un bate que guardaba tras su armario y salio de la habitación.
Se acercó cautelosamente hasta la cocina mientras el sonido se hacía cada vez más presente.
Tomó un poco de aire y sujeto el artefacto con mas fuerza para posteriormente entrar y encontrarse con de espaldas con la silueta de una mujer, misma, que no le dejó oportunidad de hablar a la adolescente.

 
Xx: Hola cariño... Te habías tardado en llegar...

La mujer seco sus manos y volteo a ver a la ojiazul.
Grecia se quedó en shock, su corazón se aceleró de nuevo, sus ojos se tornaron llorosos inmediatamente y sus manos temblorosas provocaron que soltara el bate, pues de cierta menera le parecía irreal estar a algunos pasos de su madre.
Luisa sonrió tiernamente al ver la reacción de la joven y abrió los brazos de par en par para recibirla con un abrazo.

Grecia: ¿M-mamá? ¿En serio eres tu?
Luisa: Ven aquí cariño...

Grecia no perdió tiempo y corrió a abrazar fuertemente a su madre mientras enormes lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.

Luisa: Tranquila tesoro, todo está bien... Todo está bien.
Grecia: Es que... No puedo creer que estoy al fin contigo, no te imaginas cuanta falta me haces.
Luisa: Yo lo sé amor mio, pero nunca he estado lejos de ti... Siempre he estado a tu lado. [Dando pequeños besos en su frente]
Grecia: Papá hubiera estado feliz de verte, de verdad.
Luisa: Yo también hubiera estado feliz de verlo de nuevo.
Grecia: El también te extraña...
Luisa: Lo sé, y yo a él tesoro.
Grecia: No puedo creer que este por fin contigo, yo... Siempre desee poder saber al menos como eras, conocer tu voz, abrazarte cómo ahora.
Luisa: Mi pequeño pedacito de cielo...
Grecia: No me quiero alejar nunca de ti mamá.
Luisa: Cariño, eso... Eso es imposible.
Grecia: No, mami yo no me quiero ir de tu lado.
Luisa: Grecia, aun no es tiempo... Al menos no para ti.
Grecia: Pero mamá... Acabo de conocerte por fin y...
Luisa: Así deben ser las cosas... Hija tu aun tienes una larga vida, yo no...
Grecia: Eso es injusto. [Soltandose del abrazo]
Luisa: [Llendo a abrir una puerta] Injusto es quitarle lo único bueno que le queda a tu padre.