XLIV

17.1K 1.1K 191
                                    

Posterior a la partida de mi madre, comenzó la semana final de noviembre, y con ella, nuestro clásico correr para la entrega del borrador de la siguiente edición de Cross News, correspondiente a diciembre.

En esta oportunidad, también sumamos la anhelada celebración de Acción de Gracias. Acontecimiento que ha ocupado por completo mi mente, mi tiempo y mi espacio, estimulándome a recuperarme a la velocidad de la luz de mi pozo de tristeza, en el cual estuve sumida desde el último minuto que vi a Helena y duró hasta esta mañana cuando decidí que debía continuar porque nada cambiaría entre nosotras.

Por supuesto, también conté con el apoyo de mis mejores amigos y mi pasante. Mamá como de costumbre tenía razón, estoy rodeada de personas maravillosas que me aman, a las que amo y que jamás soltarían mi mano. Cada uno de ellos, a su manera, fue demostrándolo durante estos días. Danna con su energía vibrante, Alex consintiéndome con sus detalles y Thomas escuchándome con comprensión.

El tan ansiado jueves 29 de noviembre está a menos de dos horas de llegar, y en esta instancia, me encuentro descendiendo del transformado último piso, acompañando a Bell que afinaba ciertos detalles.

Conservo mi mirada perdida, evocando los resultados del piso veintiocho en mi memoria.

—Estoy impactada, el lugar no es la sombra de lo que era —expreso emocionada.

—Cada gota de sudor rindió sus frutos —suspira satisfecha.

—Luce magnífico, pulcro, adorable. Amo la combinación de las luces con la tela en el techo, las estrellas que cuelgan en la zona de baile.

Observo encantada el rostro resplandeciente de mi pelinegra.

—¡Incluyeron un árbol de Navidad! —exclamo con entusiasmo.

—Aún no he decidido que me fascina más, si el entramado del alfombrado o los candelabros navideños de las mesas —menciona con una sonrisa enorme.

—Y qué dices de los mini muñecos de nieve que adornan el espejo del baño, son tan adorables, o las sillas, cada una con su guirnalda y lazo rojo. Hasta los manteles de las mesas están divinos con el drapeado que roza el suelo.

—Sí, y todavía faltan los arreglos florales, mañana al medio día los traerán.

—Querrás decir en un rato, son las once y ocho minutos de la noche —comunico corroborando la hora en mi celular.

Giro el teléfono enseñándole la pantalla, ella observa, y lo bloqueo guardando el móvil en la cartera.

—Qué tarde, tendré ojeras y bolsas en mis lindos ojos —se queja observándose en el espejo del ascensor—, al menos sé que valieron la pena. De verdad, los decoradores superaron mis expectativas.

—Estoy de acuerdo, el salón luce maravilloso, y ni modo, nos tocará utilizar capas y capas de corrector.

—Unos cuantos martinis compensarán el esfuerzo extra —ríe traviesa.

Ambas acomodamos nuestra vestimenta para protegernos del frío invernal que nos depara la noche.

—Martinis, mojitos, unos manhattans —puntualizo chistosa—. Hablando del horario, ¿te irás en taxi?, pregunto por qué Alex debe de estar abajo esperándome. Acordamos que vendría por mí, si quieres vienes al departamento con nosotros para luego llevarte a tu casa en su camioneta —propongo un tanto intranquila.

Vidas de la Gran Manzana ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora