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Es difícil aceptar que todo se acabó, que ya nada será como antes, que la vida da muchísimas vueltas, que las palabras no valen nada delante de las acciones y, que por más que quieras cambiar el pasado, no puedes hacerlo.

Amor... He estado esperando este día por meses. Y créeme que jamás creí volver a decirlo, pero he vuelto a ser feliz, ha llegado mi día 500, el día en el que no necesito a nadie más para ser feliz, el día en el cuál superé todo.

Estas serán las últimas lágrimas que derrame por él, la última vez que piense en él de la forma en que solía hacerlo, la última vez que escribiré sobre él.

Me hizo extremadamente feliz, pero también me hizo muchísimo daño. 

Y no te miento, Amor, conocerlo fue lo mejor que me ha pasado, pero, dejarlo ir... También. 

Espero que él sea feliz, que conozca a muchas mujeres más que lo hagan inmensamente feliz. 

Le di todo, y él a mí. Sé que no fue el final que ambos esperábamos, que fue un final... Sin final, supongo. Su felicidad siempre será mi felicidad, aún así cuando me digan que él no merezca ser feliz, que ni siquiera merece ser el protagonista de estas cartas, siento que él me lo dio todo. 

Me dolió demasiado que nunca me apreciara como yo a él. Decía que me amaba, pero creo que simplemente confundió la ilusión con el amor. Uno no deja de amar a alguien de un día para otro, y lo sé perfectamente, porque olvidarlo me costó 3 meses... Pero al fin y al cabo, ''esas cosas del querer sólo duran 3 meses''. 

Creí todas sus mentiras, sus verdades, sus palabras, algunas acciones... Sobretodo las que me hacían pensar mal sobre él, porque al final, esas fueron las más verdaderas.

Sigo pensando en él, algunos días más que otros... Lo bueno de todo es que eso ya no me duele.

Entendí de todo esto, que no siempre las cosas son como uno las planea, que no todo es como uno quisiera que fuera... A veces es mejor dejar ir, para que llegue algo mejor. Y fue así. Entendí que por más que yo quiera, no puedo atar los pies, ni siquiera del que me acompaña.

La verdad es que le agradezco inmensamente, por enseñarme a amar como se debe, por los momentos hermosos que me dejó, por todas las risas y por todos los llantos. Le agradezco por todas las experiencias que me dejó, buenas y no tan buenas. 

Le agradezco por enseñarme que hay personas que entran en tu vida de una manera, y salen de otra muy diferente. Le agradezco también por haberme enseñado a volar, aún cuando él mismo fue el que me cortó las alas y me quitó el paracaídas.

Dicen que hay infinitos más grandes que otros infinitos... Yo le agradezco por nuestro gran penqueño infinito. Poco tiempo, pero muchísimas historias que contar.

Y, Amor, antes de despedirme, quiero que sepas que mis hijos sabrán que hubo alguien con su nombre, ese hombre al cuál yo le entregué todo, pero por el cuál también perdí todo. Aquel que me enseñó a ver tus dos caras. 

 Fin.

¿Amor? No lo creo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora