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— ¿Qué se supone que haga con esto?

En el silencio que reinaba en la cocina de la casa de los Gojo, la voz de Yuuji se había oído en un susurro contenido pero un tanto violento, rompiendo la tensión real dentro de la aparente calma; Suguru volteó hacia él desde la mesada, estudiándolo con la mirada. El Omega permanecía sentado en una de las sillas de madera con la espalda recta, las piernas cruzadas y la mirada perdida en la mano que levantaba delante de su rostro. Si bien había hecho una pregunta al aire, Suguru sabía que había sido más un pensamiento en voz alta que un interrogante dirigido hacia él.

Estaba mirando el anillo que Satoru le había dado hacía un par de semanas.

— ¿Suguru?¿Me oíste? Te hice una pregunta.

— Lo siento, pensé que...bueno, ¿y qué quieres hacer tú?

Yuuji desvió los ojos desde su mano hacia Suguru, un par de metros por delante de su ubicación...y la mirada que le devolvió no sólo no era de las más felices, sino que estaba cargada de un resentimiento que Suguru pocas veces le había visto encima.

Estaba realmente molesto.

— Me estás jodiendo, ¿verdad?.— de repente, un jadeo estrangulado atascó la pregunta en la garganta del Omega mientras sus ojos se desviaban de nuevo, ahora hacia la puerta de la cocina.

— Descuida, sigue hablando con Toji.

— ¿Quién es Toji? Lo ha mencionado, pero nunca me cuenta nada con respecto a las personas fuera de esta casa.

— Es...

Suguru pasó una mano por sus cabellos, despeinándose; tomándose su tiempo para responder, abrió el ventiluz de la cocina y encendió un cigarrillo mientras le daba la espalda al Omega, en silencio. Si bien la mente del Alfa estaba parcialmente en blanco, otra parte se preguntaba cómo es que la situación aberrante en un inicio había terminado de aquella manera tan bizarra. Con el pasar de los meses y específicamente luego de aquel primer celo vivido en compañía de Suguru, Yuuji había hecho un par de cambios un tanto radicales en su conducta; primero, había desistido de todo intento de pelea con Satoru e incluso había logrado un acercamiento e intimidad tal con él que, visto desde afuera, incluso podrían pasar como una pareja común y corriente.

Sin embargo, al mismo tiempo que se acercaba a Satoru, también lo había hecho con Suguru...sólo que de una forma diferente y un tanto siniestra. Con Satoru, Yuuji solía ser suave y condescendiente...y con Suguru parecía mostrar su verdadera personalidad y exteriorizar el cansancio y fastidio que le provocaba absolutamente todo lo que lo rodeaba y, como de un tiempo a esa parte Satoru le había ido brindando mayores libertades a Yuuji, éste había tenido bastante tiempo para escupirle a Suguru hasta el pensamiento más ruin que surcaba por su mente.

Lo cual de cierta manera tranquilizó un poco a Suguru, porque si llegaba a ser que Yuuji realmente se había vuelto loco y había olvidado todo el tema del secuestro y...

— ¿Suguru?

El aludido soltó el aire en un suspiro y con él, el humo que había estado reteniendo por el ventiluz de la cocina.

¿Cómo carajos se suponía que iba a decirle que Toji no sólo era la persona que lo había secuestrado, sino que también ahora era quien estaba buscando algún rastro de vida relacionada con Yuuji en el mundo exterior para neutralizarla y que nadie en esa casa corriese peligro?

— Es un amigo de la familia.

— Mientes.

— No, no miento. De verdad.— Suguru sonrió y volteó hacia Yuuji. El enojo en sus facciones se había difuminado y sólo había cierto rastro de curiosidad y confusión en sus ojos brillosos clavados en él.— Su hijo es Omega, como tú.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2021 ⏰

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Un largo camino a casa [GoYuu, HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora