💜Esta es una adaptación de una historia completamente mía Jihope en versión Junghope, inspirada en Harry Potter💜
"Oh... ¡Joder es mi novio!"
pensó Jungkook, viendo al pequeño engendro cubierto de babas y moco.
Oh... joder...
🔮🔮🔮🔮🔮🔮🔮🔮🔮🔮�...
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Jungkook sabía que ser uno de los Gryffindor más cotizados en Hogwarts tenía su ventaja y desventaja.
La ventaja es que tenía sexo sin necesitad de esforzarse por buscarlo.
La desventaja es que era capitán del equipo de quidditch y tenía responsabilidad como prefecto de casa - cosa que no eligió por cuenta propia-.
A, pero por supuesto lo que más le jodia eran sus enemigos y no es que fueran sus enemigos, simplemente su rival más fuerte era Hufflepuff, los ratones tenían de líder a Jongin, "Su primo"
No se odiaban, pero tampoco se toleraban.
Su padre decía que cuando él era joven solía llamar a su madre Sangre sucia por pertenecer al linaje Muggle y a la casa Gryffindor.
Pero anteriormente la rivalidad de las casas en Hogwarts era demasiado grande, tanto que los profesores recurrían a poner altos a las desastrosas peleas de los chicos. Su padre fue un seguidor de Voldemort antes de que todo eso cambiara, amaba demasiado a su madre y lo que menos deseaba era traicionarla.
No quería tener disgustos con las otras casas sin embargo Jongin era una de las razones para que su control no sea el indicado por sus padres.
Era él único de la casa amarilla que le sacaba de sus casillas.
Algún día uno de los hechizos que le lanzará será un Crucio, al insoportable idiota.
Por ello ahora se encontraba ahí, en esa parte apartada del castillo, donde su Tía Luna cuidaba a las criaturas mágicas, ayudándola como castigo -Por involucrarse en una pelea con el Hufflepuff por coquetearle a Baekhyun, no era culpa suya, le salía de forma natural, además no sabía que era su novio-
No es que odiara a su tía, pero le era fastidioso unirse ayudar a las personas y más cuando era por castigo.
Pero no le diría eso a su contenta rubia tía, que tarareaba una melodía élfica, mientras acariciaba a una criatura rara que parecía un dinosaurio más pequeño y se alimentaba de lo que parecían ser burbujas.
Mientras el intentaba controlar al Escarbato -O así le había dicho su tía que se llamaba- que intentaba quitarle su reloj de oro.
–Son unas criaturas hermosas, se dejan llevar por todo lo que brille— Hablo dulcemente su tía, tomando a la criatura en sus manos y apachurrándolo en sus brazos.
La criatura se veía cómoda y tranquila a su lado, nada que ver cuando estaba en el suyo.
–Tía... ¿Cómo es que sabes tanto de ellas y porqué?— Pregunto, mirando a los no tan pequeños huevos de reluciente plata pertenecientes a los Ocamy -La única criatura de la que se acordaba en clases-.
