Un tesoro brilla de diferentes maneras.
Todos los ratoncitos querían salir de su hogar para encontrar un brillante tesoro. Con ello, serían los ratoncitos más afortunados de su colonia. Algunos buscaban cosas brillantes, otros cosas deliciosas y algunos cosas enormes. Pero muy pocos buscaban otros tipos de tesoros.
Entre todos de esa colonia en particular, existía un ratoncito especial. No tenía completa su colita como todos los demás. Su color de pelo era un poco más claro y sus ojitos perdieron la luz desde hace mucho.
El Ratoncito Valiente podía sentir de diferentes maneras. Sus sentidos estaban más desarrollados. Solía pasear solo y conocía muy bien el lugar a pesar de no poder ver más que oscuridad.
Cada año, cuando los ratoncitos se reunían para comenzar su búsqueda, le negaban al Ratoncito Valiente salir de la protección de la colonia.
¡Él era un ratoncito capaz!, deberían confiar más en su determinación y no preocuparse por sus escasos sentidos.
No podía usar su colita para la orientación como todos los demás; pero su olfato lo ayudaba en cualquier situación. No podía ver hacia donde ir; su oído y tacto lo compensaba como no tenían idea.
—¡Soy un Ratoncito Valiente y quiero salir a buscar mi propio tesoro!
Los ratoncitos de la colonia lo veían con lástima, podía sentirlo en Ratoncito Valiente. Estará ciego pero no es ningún tonto. Realmente quería demostrar que era capaz. Él no buscaría el tesoro más brillante, el más delicioso o el más grande.
No. El Ratoncito Valiente buscaría el tesoro de la aceptación, del reconocimiento. Porque no existe mejor tesoro que el sentirse capaz de enfrentar todo.
Odiaba sentirse diferente a los demás, solo por haber nacido sin su colita completa y tener sus ojitos en la oscuridad. Odiaba que los demás lo trataran como un ratoncito frágil, incapaz de enfrentarse a los obstáculos de la vida. No era que los demás ratoncitos no sufrieran su misma suerte, pues ellos también sentían que podían enfrentarse a todos los males del mundo. Por supuesto, ellos tienen mejor aceptación que el Ratoncito Valiente.
Sin embargo, para el Ratoncito Valiente todo era difícil. Con su colonia más que nada.
Una vez había demostrado que su olfato podía rastrear comida envenenada a una distancia lejana. Pero nadie lo felicitó. Lo regañaron por ponerse en peligro al oler semejantes toxinas.
En otra ocasión, había demostrado que sus oídos lo podían guiar a donde ratoncitos heridos se hallaban. Nadie lo felicitó. Estaban más preocupados por los peligros que pudo enfrentar al buscar a aquellos heridos ratoncitos.
Por esas veces y más, nadie podía ver la capacidad del Ratoncito Valiente. O bueno, solo su mejor amiga la Oruga Sonriente.
El Ratoncito Valiente la había rescatado cuando un enorme pájaro quería comerla. Desde entonces, la Oruga Sonriente le hace compañía cuando la colonia lo deja solo. Su mejor amiga sabía que, si los demás ratoncitos le dieran la oportunidad, el Ratoncito Valiente demostraría que era completamente capaz.
¿Qué si no tenía su colita completa?, algunos animales sobreviven sin una de sus extremidades. Tal como la Señora Araña que les enseñó demasiados trucos.
¿Qué si no tenía la vista perfecta como los demás?, algunos animales aprenden a vivir en la oscuridad. Tal como el Topo Amigable les enseñó.
Los ratoncitos solo debían darle la oportunidad de demostrarlo.
Con los días y acercándose de nuevo el día de la partida a su búsqueda. El Ratoncito más viejo prestó atención al Ratoncito Valiente, vio determinación, valentía y una añoranza de demostrar que era capaz de regresar con su tesoro en manos. A pesar de su preocupación, el Ratoncito más viejo confió. Les dijo a todos los ratoncitos que le daría una oportunidad al Ratoncito Valiente. Saldría de la colonia el mismo día que los demás y tenía una semana para regresar con su hermoso tesoro.
Los demás no estaban contentos con la decisión, sin embargo, el Ratoncito más viejo quiso darle la oportunidad de demostrar que era capaz.
El día de la búsqueda, el Ratoncito Valiente salió con su mejor amiga la Oruga Sonriente. Emprendieron el viaje con una sonrisa en sus rostros. Pasaron por donde los halcones esperaban y el Ratoncito Valiente los libró como el Topo Amigable le enseñó.
Pasaron por donde las serpientes venenosas descansaban. Con gran agilidad el Ratoncito Valiente y la Oruga Sonriente, las libraron gracias a lo que la Señora Araña les enseñó.
Cuando liberaron todos los obstáculos, al final del camino la Señora Araña y el Topo Amigable los esperaban. Con grandes sonrisas en sus rostros y orgullo en sus corazones. El Ratoncito Valiente sintió la presencia de ellos dos, con una gran sonrisa y calor en su corazón, le dijo a su gran amiga:
—Encontré mi hermoso tesoro, querida amiga.
¿Quieres saber cuál es el tesoro del Ratoncito Valiente?
No eran cosas brillantes, deliciosas o grandes.
Su tesoro había sido ser perseverante. Haber obtenido la confianza del Ratoncito más viejo. La oportunidad de demostrar que era capaz. Haber aprendido lo que los demás le habían enseñado con alegría.
El tesoro que llevó el Ratoncito Valiente a casa, fue la gran fuerza que nunca abandonó su corazón.
¿Te consideras un Ratoncito Valiente?
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Los Cuentos de la Vida
Ficção GeralMediante relatos alguien planea alegrarte cada día. Aunque su vida no sea una maravilla. ~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Relatos totalmente de mi autoría. Se prohíbe su copia o adaptación. Evita problemas legales al tomar el trabajo de los demás.