Capítulo tres

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Kenya.

Repaso los últimos temas de matemáticas que en unas horas salgan, probablemente, en el examen y estoy perdida. O más bien, y hablando mal, estoy en la mierda. No entiendo nada de geometría y todavía menos las matrices. Sigo sin saber cómo hacer estadística y probabilidad y, bueno, ¿parábolas? ¿Qué es eso? ¿Se come? 

Creo que estoy jodida y llevo dos semanas estudiando y trabajando a la vez. Mi cabeza no puede más y físicamente estoy más cansada que nunca. Realmente lo único que me está motivando es que el señor que tengo de jefe me paga por semanas, aunque no me haya dejado mucho tiempo para estudiar y lleve las matemáticas y la física supermal...

Sin embargo, la sintaxis la llevo de maravilla y todos los temas de literatura me resultan entretenidos por lo que voy bien en eso. Creo que no tengo que preocuparme de castellano y literatura. Sobre valenciano... A ver, es un idioma y lo llevo igual de bien que inglés, lo que pasa es que las preguntas que mi profesora de bachillerato hacía eran demasiado confusas y sé que serán así en los exámenes de hoy, pero creo que puedo soportarlo.

No puedo decir que voy superpreparada pero voy bien. Espero al menos llegar a una buena nota como para poder entrar a cualquier carrera que me entretenga y me guste. Aunque todavía no sepa qué estudiar, probablemente durante las vacaciones lo decida y en agosto mandaré solicitud a alguna universidad de aquí cerca, si es que me alcanza la nota para eso.

En fin, termino de repasar lo poco que me quedaba de historia, que, por cierto, es la mejor asignatura que llevo, y hago mi rutina de cada día: me visto, peino recogiendo mi cabello en una coleta lo más alta que puedo y cojo mis apuntes para repasar por el camino.

Bajo tratando de hacer el menor ruido posible y salgo rápidamente de la casa caminando hacia el campus de la universidad donde haremos los exámenes.

Estoy nerviosa, mucho, creo que demasiado para lo que de verdad es. A ver, con los exámenes de Selectividad se toma al pie de la letra el "una nota determina tu futuro", cosa que me parece muy injusto porque te la juegas todo en un examen. Creo que en el siglo en el que estamos ya se debería haber cambiado todas estas formas de estudiar que hay ahora. Te quitan las ganas de estudiar sabiendo que puedes estar mal el día del examen o que te cueste concentrarte y saques una calificación que realmente no mereces porque te lo habías preparado pero que factores externos te la han afectado.

Siempre te dicen que cada vez que entras a un sitio, a un examen, un trabajo, a cualquier cosa, tienes que dejar fuera todo lo que haya pasado fuera de eso, pero es imposible. Sí, puede ser que un día sea menos grave y se pueda, pero la táctica de los profesores de echarte la culpa directamente de que no has estudiado y todo eso es tan cruel y tan injusta que ni siquiera ellos, que se supone que deben enseñarnos valores y educación, se dan cuenta que hacen daño a unas personas que se esfuerzan en sacar la mejor nota que sus capacidades le permiten.

Pero bueno, supongo que es algo que el gobierno debería cambiar pero en los temas políticos prefiero no meterme.

Llego al campus después de unos minutos de andar y me reúno con mis amigos, aunque ninguno habla más que para saludar. Incluso Yael está repasando los temas que más le cuestan y, os lo aseguro, eso es un maldito milagro de su parte porque él nunca estudia tanto para los exámenes y se nota que lleva horas sin dormir solamente para llegar a la nota de corte que le piden para estudiar periodismo.

Sí, todos nosotros hemos estudiado un Bachillerato Científico para luego, probablemente, hacer una carrera de Sociales o Letras.

--Estoy temblando... --Greta me susurra. Intenta hablar lo más despacio y flojito para no desconcentrar a nadie.

Cuando las estrellas colapsenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora