PORNORAMA. ( TERMINADA)

8

El estudio de Akimichi se encontraba en el viejo distrito de bodegas y era una de ellas, escondida entre una empacadora de carne y una bodega de vagetales malolientes. Sasuke ya había estado aquí, en busca de Sakura, por lo que rápidamente pudo encontrar el lugar, en otras ocasiones no había tenido suerte, aunque una vez ella si se encontraba ahí, pero en todo momento había estado rodeada de gente, por lo que no pudo realizar el acercamiento; pero ahora se sentía optimista, la localización de las fotos era una buena señal. Seguramente está noche podría entrar al edificio, después del estudio, y finalmente encontrarse un momento a solas con su amada, no necesitaba más.

En la entrada se encontraba un hombre joven que aparentemente hacía de guardia de seguridad. La mente de aquel hombre era tan torpe que le costó trabajo insertar en ellas las palabras adecuadas, pero finalmente el hombre dijo:

—¡Pero, claro, pase usted!—

Una vez dentro del edificio se encontró con un verdadero laberinto de pasillos y puertas por todos lados; lo único que podía guiarlo era el sonido, por lo que fue pegando su oído en todas las puertas, hasta que finalmente pudo escuchar voces lejanas detrás de una de las puertas:

—Tranquila, nena; solo dame una de tus sonrisas....¡Todo saldrá bien!— esto acompañado con un ruido como de látigos con punta de cascabel.

El no pudo esperar más y prefirió ti ar la puerta, escuchándose enseguida un ¡Carajo!, por lo que dedujo que había sido oído.

El hombre que apareció en la puerta era alto y medianamente obeso, cabello medio largo, barba de candado y ojos negros .

—¿¡Que diablo quiere!? —dijo en tono muy poco amistoso.

—Busco a la señorita Sakura Haruno.

—¿¡Usted y doscientos tipos más!

dijo el hombre del bigote

—¿¡Qué asunto tiene con ella!?

A causa de la agresividad del hombre, no le fue fácil hipnotizarlo, pero finalmente lo logró y este le permitió la entrada.

Aquello podía ser cualquier cosa menos un estudio de cine; una gran cantidad de cajas se amontonaban en las paredes y solamente quedaba un espacio en el centro donde aparentemente se hacían las tomas. De entre unas cajas salió una mujer de rubia y pregunto a gritos:

—¡¿Chouji, quien es este tipo?¡