Nous allons au centre commercial

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Sus labios aprisionaba los suyos, llevando un suave compas, mientas que la lucha de sus lenguas no cesaba, los ligeros mordiscos que le proporcionaba el de ojos tostados la hacían suspirar

Podía sentir como su temperatura subía, sus pezones se endurecían, su entrepierna cosquilleaba y su humedad aumentaba. Acariciaba el cuello del castaño con cuidado, el ligero sabor a tabaco le parecía curioso pero no desagradable, era mucho mejor que el sabor de azufre del infierno. Sentía las manos del chico deslizarse por su cintura, apretarla y acariciarla. Se sentía en el mismo paraíso, jamás había deseado tanto a una persona come ese día. Por el frenesí con el que Alastor la besaba podía suponer que el estaba en la misma situación

Se separaron un segundo para tomar una bocanada de aire, el humano bajo la mirada, beso su barbilla, luego su comisura derecha, beso su mejilla y aspiro su lindo aroma y susurro a su oído con pesar

— Lamento haberte mentido —soltó decaído

— ¿De qué hablas Al? —se inclino un poco y beso su mejilla

— En realidad...yo recuerdo...yo recuerdo todo lo que pasó ayer... bueno...la mayoría—acaricio su pierna y la miro de nuevo, está se quedó en silencio, sonrió con dulzura y lo beso de nuevo, el no se opuso, todo lo contrario, la recibió de maravilla

El tiempo había pasado volando, tanto que Charlotte pensaba que no llevaba más de diez minutos con Alastor. Por el otro lado, Alastor no podía dejar de pensar, estaba disfrutando demasiado de Charlotte, y quería dejar de pensar quería disfrutar de ella al cien por ciento, pero había algo que lo mantenía inquieto una pregunta que no lo dejaba en paz

¿Qué significaba eso? ¿Porque se sentía así? Desde que había despertado no había podido deshacerse de aquel deseo de poseer sus labios, de...tocarla, abrazarla, acariciarla ¡No! Tenía que detener eso y ¡ahora!

Podía sentir las manos de la rubia bajar hasta sus muslos, no sabía en qué momento había colocado una de sus manos en la cadera de la chica, los nervios comenzaban a apoderarse de él. Las manos de la hermosa mujer acercándose peligrosamente a su entrepierna. Sus besos se intensificaban al igual que el agarre de la cintura de su compañera

Deslizó su mano por debajo de la blusa de la contraria, está solo se estremeció ante el tacto del castaño, sus suaves y tibias manos recorriendo su pálido y lindo abdomen. Trataba de mantener la compostura, trataba de no verse desesperada, pero no podía, su cabeza le gritaba que se detuviera, que si daba otro paso se lamentaría de por vida. Pero su cuerpo no respondía, rogaba por el toque de las manos del castaño, quería que la acariciara, que la tomara, quería saber lo que era sentirlo dentro de ella, quería que la desnudara, que...la amara

El mayor aprisiono aún más la pequeña cintura de Charlotte, se incorporó sin romper el sonoro beso, con delicadeza y cuidado se situó entre las piernas de la rubia, acaricio sus largas y suaves piernas, subió hasta sus mejillas para jugar un poco con la húmeda y tímida lengua de su demonio. Con poco disimulo deslizó sus dedos hasta los primeros botones de la camisa de la menor, quitó el primer botón, acaricio el suave cuello de la rubia, quitó el segundo botón, el tercero, el cuarto

— A-Al, creo que esto se está saliendo de control —soltó entre besos

Alastor parecía ignorarla, quitó el quinto botó y bajo la mirada, sus ojos brillaron al ver el escote de la chica, sonrió un poco, beso su clavícula y su cuello

— no traes sostén

— shh, es en secreto —volvió a mirarlo a los ojos— bésame más — hablo casi en un susurro, para después tomar sus labios nuevamente

— ¿p-puedo tocar tus senos? —se sonrojo ante su petición

— Por favor —no quería admitirlo, pero estaba impaciente porque la tocará. Sintió los dedos del castaño apresurarse a los botones restantes, y cuando estaba por revelar el tesoro que tanto deseaba

No Me Arrepiento, Me Enamore De Ti  [Charlastor Lemmon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora