[🍋] One-shots kimetsu No Yaiba ᵖᵉᵈⁱᵈᵒˢ ᵃᵇⁱᵉʳᵗᵒˢ

𝚁𝚎𝚗𝚐𝚘𝚔𝚞 𝙺𝚢𝚘𝚓𝚞𝚛𝚘

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¡Pedido de jazminquintanarajoy!

¡Advertencia, Au moderno!

¡Avísenme si hay errores de redacción!

Aviso: Hoy me hicieron 3 pedidos, pero los cumpliré mañana, o al menos eso intentaré. Los pedidos son de:

-Tanjiro Kamado x lectora.

-Inosuke x Lectora.

-Muzan x lectora.

Denme apoyo así siento que me esfuerzo tanto por un buen motivo ˚‧º·(˚ ˃̣̣̥⌓˂̣̣̥ )‧º·˚
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En una cafetería de la ciudad, ocupabas un puesto de trabajo. Te habías acostumbrado a servir a los demás, pero a lo que tus ojos todavía no se adaptaban, eran a la figura de un joven y frecuente cliente del lugar: Rengoku Kyojuro, ese era su nombre. Pocas veces intercambiaban palabras, y eso solo sucedía al momento en el que lo atendías. Pero cuando podías escuchar su voz dirigiéndose hacia tí, tu interior te molestaba con un cosquilleo en el pecho. Y peor cuando te dedicaba una sonrisa, siendo la suya tan especial.

A todo esto, siempre esperabas la hora específica en la que él llegaba. Todos sentían algo de injusticia, ya que no respetabas los turnos con tal de atenderlo a él primero. Luego de una de las efímeras charlas de siempre, te enteraste de que él era maestro, aunque al parecer tan joven, jamás lo habrías pensado. A todo esto, tu amiga (que por cierto, también trabajaba contigo) arqueaba una ceja recapacitando la situación cada vez que te veía actuar de esa forma. Un día casual como cualquier otro, te enteraste de que esa amiga te había conseguido una cita con Kyojuro. ¡No podías creerlo! Al parecer tu amiga sospechaba que Rengoku no solo iba por el café, además de que tu actitud era notoriamente extraña. Recordabas que de vez en cuando, él se quedaba mirando tu cuerpo cuando aparentemente mirabas a otros lugares, pero te dabas cuenta, y de algún modo te encantaba. ¿Ese chico te tenía ganas? No tenías idea, pero lo que sabías era que la idea de conocerlo en una cita era una oportunidad única.

Llegó el tan esperado momento. Pensaste que la cita sería en algún lugar público o restaurante, pero no. Era en su casa, joder. Cuando te diste cuenta de que estabas en la casa de ese chico que ciertamente no conocías del todo, empezaste a pensar que podría ser peligroso; ¿Pero qué importa si te hacía algo? A él le perdonarías lo que sea, además de que en su gentil mirada no veías signos de maldad.

Pero nada extraño pasó; simplemente lo viste darte la bienvenida a su hogar. Podías ver esa sonrisa de siempre, aquella que te hacía contemplar los bellos rasgos de su rostro y apreciar esos ojos tan característicos. Contemplabas su cabellera rubia, realmente le quedaba bien, pero lo que más te gustaba era que para el momento él traía puesta una camiseta negra y algo ajustada. Podías ver un poco su pecho trabajado marcándose en esa fina tela. Durante toda la cita, intentabas obligar a tus ojos a no mirar ese pecho, intentabas mirarlo a los ojos. Te perdías en tu imaginario cada vez que oías su risa, con esa voz grave que tanto adorabas.

Luego de cenar, tú estabas acostada en un sofá, con tus piernas acomodadas en este y tu cabeza en el hombro del chico. Su fornido brazo cubría tu nuca en una clase se pseudo-abrazo. Estaban viendo una película de terror, por lo que al momento de un screamer repentino, te asustaste y para cuando te diste cuenta, lo habías abrazado del susto. Al haberte apegado en ese abrazo, podías sentir el dulce aroma de su pecho. Él quiso corresponder a tu acción, pretendiendo abrazarte de igual forma, pero en un movimiento accidental terminaste tocando su entrepierna.