Fuego

40 14 29
                                    

Convertimos nuestro dolor en fuego.

Podemos destruir a cualquier persona en menos de 1 minuto.

El fuego de nuestro interior se descontrola.
Pasamos de visita al infierno como si fuera la casa de la abuela.
Jugamos con fuego analizando hacia que parte lo lanzaremos,
Cómo lo lanzaremos,
Como si se tratase de una partida de básquetbol.

Puedo escuchar como mi corazón podrido y marchito suplica que no ataque, que me haga cenizas, pero no lastime a nadie.

Pero mi mente destructiva me susurra que lance todo lo que tengo.
Nadie ha sido bueno conmigo, yo no tengo por qué serlo.

Después de todo, siempre puedo pedir perdón y dar un abrazo cálido mientras clavo mi daga.

Meraki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora