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❝𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦𝘴 𝘦𝘯𝘦𝘮𝘪𝘨𝘰𝘴❞

Los gritos se disminuyeron bajo mi propia presión, aquellos se clavaban en mi pecho con suma fuerza, una casi sobrehumana, y podrá sonar como una vil exageración, pero era una fuerte oleada de sensaciones en mi cuerpo, se expandían en el mismo momento, creando una explosión en mi mente.

Intentar tranquilizarme no era una opción, era un imposible, estaba justo en el límite, pasando mis manos por mi cuello, como si algo ardiera en él, provocado por estar reteniendo, y trastabillaba con cada paso, no podía hacer otra cosa que tropezar con frecuencia, no controlaba nada, eso me irritaba, no poder tener el poder para decidir donde caminar, solo seguir unas cuantas ordenes sin pensar en lo correcto, estar nublada por proteger, obsesionada, cegada por sentimientos confusos dentro.

No quería dejarme guiar por él, no quería ser doblegada como un instrumento que él podía decidir cuándo tocar, manipular sus cuerdas, deslizando, provocando las melodías que desee. El problema emergía de eso mismo, de su cruel obsesión por ganar algo de eso que todos tenemos, porque se queja de la humanidad, pero le fascinaría tenerla, sentirse patético, llorar, sufrir...

Odiaba y amaba sus dos formas, pero era imposible unirlas.

Sentía mi pecho hecho fuego, mientras la adrenalina se dispersaba incitándome a correr, pero había cierta dificultad, sin embargó daba todo de mi para llegar al auto sin lesiones.

Varios follajes me raspaban la piel al pasar, ya que sus ramas eran algo difícil de evadir, más en esta situación, donde corres sin saber la amenaza. Tratas de escapar de algo que no conoces, tal cual lo había dicho aquella ves en Langstri.

No se volteó a mirarme, de igual forma eso no evitó que contemplara por lentos segundos, de manera fugaz, una precisa sonrisa intentando ser reprimida, como si el peligro le resultara gratificante, como si le pareciera totalmente curioso y perfecto. No le tenía miedo a todo lo que nos perseguía, aunque no fueran nada se reflejaba bastante, cuando no debería.

Abrí la puerta con desesperación, mirando de soslayo detrás nuestro, intentando saber porque escapábamos de esta forma. Aunque esperará a alguien, no aparecía, nadie salía detrás de esos arbustos, a pesar de eso igual me resguarde allí, teniendo el corazón a mil, atajando mi pecho para no desfallecer.

Encendió el motor y nos fuimos alejando de aquel lugar. Seguía mirando por el retrovisor, con la esperanza de ver a alguien, pero seguía sin aparecer, entonces lo mire, con esa necesidad de saber, intrigada por su forma de verse, despreocupado por un posible problema, desbordando emociones, extasiado por los riesgos que le proporcionaba las situaciones como estas.

No se inmutó en verme, solo dejo que yo lo siguiera observando, clamando de alguna forma una respuesta, pero nada paso y el seguía sumido en sus pensamientos incoherentes. Apretaba el volante con fuerza dejando que la sangre escurridiza de sus manos se cayera de forma lenta, manchando el cuero que lo cubría.

«¿Como podría sentirse bien?».

—Dime que sucede, necesito respuestas—enfatice casi en susurros, devolviéndolo a la realidad, al parecer un lugar que odiaba, ya que no parecía agradarle escucharme.

—Deje el gas abierto, y lance un encendedor ¿qué cosas podrían pasar con eso Sallow?—dio una pregunta retórica a cambió, todavía teniendo su mirada al frente—. ¿Podrías dejar de querer una respuesta de todo?

Aiden estaba vuelto llamas.

No quería sentir pena por él, pero igual, aunque intentara rebatir ese sentimiento confuso y delirante, no podía, estaba bloqueada y algo extraño golpeó mi pecho con rigor, haciéndome jadear al procesarlo, sintiendo nuevamente esa sensación familiar.

Entre Las Sombras [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora