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❝𝘝𝘪𝘥𝘢 𝘦𝘯𝘳𝘦𝘷𝘦𝘴𝘢𝘥𝘢 ❞

El sentido de un nombre, una identidad, algo que lleve a las personas conocerte, descubrirte, oír como las personas te nombran, te identifican por algo en particular y apenas sale el tuyo de sus bocas una imagen tuya pasa por sus mentes en ese momento, también hace posible el preguntar, como cuando ves a una persona agradable, y deseas interactuar, lo primero que preguntas es eso: su nombre.

«¿Por qué él no quería decirlo?, ¿Qué lo está privando de aquello?»

Era una situación extraña, o tal vez del mismo modo, complejo.

Los sucesos dificultosos eran visibles en mi línea del tiempo, cada recorrido problemático tenía una semilla incrustada que crecía para desenlazar un hecho irreal, algo que solo suele ocurrir en películas, libros, o tal vez en otro universo, el punto era eso, que aparecían cosas que yo no planeaba y disfrutaba, parecía casi como si estuviera siendo escrita, aunque la verdad seria espeluznante pensarlo y a la vez genial, es decir, ¿a quién no le gustaría que su vida pudiera ser escrita para una novela de romance o misterio?, eso debería verse interesante.

Me frene en segundos, observando la puerta de madera, viendo el pomo con una mueca de desagrado, no quiero confusiones, me gusta la biblioteca de mi universidad, tiene su toque antiguo y en partes moderno, tiene velas aromáticas que ayudan a un mejor proceso de estudio, y el personal es gentil con todos, sin embargo, no se trataba de eso en sí, se basaba en las circunstancias en las que venias, el gran ¿Por qué?, y el mío era que solo pasaba para llevar libros a la señora Melian, la profesora de biología...

No frecuentaba su clase, ni pasaba cerca suyo, solo la veía en estos momentos, donde ejercía su castigo por supuestamente haberme copiado en uno de sus exámenes finales, que aprobó, pero poniendo la condición de hacer estos trabajos que odiaba. La parte positiva, era que me sacaba de clases, y a veces me salvaba de muchas cosas.

Entre al lugar sin hacer mucho ruido, observando como de costumbre algunos cuadros en la pared, y tanteando los muebles, deslizando mis dedos por el cuero de un sillón, otro por la lijada madera de uno de los estantes, y lomos de algunos libros, hasta llegar a una especie de recepción, donde estaba el escritorio de Amelia, nuestra bibliotecaria, quien ahora, raramente se encontraba sentada, con sus lentes en la curva de su nariz, y mirando los papeles en su mesa, que al percatarse de mi presencia se dedicó a otorgarme una sonrisa, que devolví cordialmente.

—Hola Ameli —salude dando dos toques leves en su mesa para luego reposar mi antebrazo.

—Hola para ti también Kya. Dime, ¿Por qué estás aquí? —inquirió haciendo que apretara los labios—. ¿De nuevo por los libros de biología?

Asiento y ella suspira negando de forma leve, porque si, le eh hablado algo acerca de esto, es que es una especie de intercambio, yo le cuento algo y ella me relata sus anteriores desamores y sobre su hijo Ren, quien es dueño de un restaurante ubicado en el centro del pueblo, allí donde están todos los locales de ropa, comida, aparatos tecnológicos, pastelerías, etc. En fin, tenemos una relación muy buena.

—Tienes que decirle que no y aclararle que fue un malentendido, no puedes cargar con el peso de llevar tantos libros tu sola —recrimino.

—Estoy bien, además me ayuda a hacer ejercicio, asi estaré más que bien para el verano y recibir a nuestros turistas —bromeo provocando que unas débiles risas se escaparan de sus labios.

—No creo que hallan turistas con este pueblo desastroso en el que estamos viviendo, pero si eso te ayuda, creo que estamos bien, pero ten en cuenta que no te hace falta nada de ejercicio, estas perfecta y tus rasgos son preciosos querida —poso sus manos arriba de las mías dándome una mirada dulce que activo mis sentimientos.

Entre Las Sombras [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora