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❝𝖤𝗅 𝗌𝗂𝗀𝗇𝗂𝖿𝗂𝖼𝖺𝗇𝗍𝖾 𝖽𝖾 𝗆𝗂𝗌 𝗋𝖾𝖼𝗎𝖾𝗋𝖽𝗈𝗌❝

Froyd De'Ath

Mi padre solía llamarme el perseguidor del destino. Decía que siempre buscaba mi lugar en el mundo cuando era niño, que trataba de entender las cosas que los otros no, como una forma de destacar y verme relevante ante las miradas de los demás, así es que tuvo la idea de llevarme a cualquier lugar donde el estuviera, fuera bueno o malo. A veces, o, mejor dicho, muchas, fueron el bosque Halof, siempre tenía un permiso en su mano y un libro de poesía debajo del brazo, dejándonos fugarnos del pueblo de cierta forma, aunque aquel recóndito lugar era parte de él, parecía por momentos despegarse y hacerse a un lado.

Mi voz se perdía entre los miles de árboles, y el viento era ligeramente pasado por nuestros cuerpos, permitiendo que nos aislemos, el con mi voz, y yo con las letras tratando de seguir la lectura, porque allí, todos me escuchaban, sentía atención, como si tuviera el control por segundos, como si pudiera hacer lo que quisiera en esos momentos, solo por la delicadez del silencio, por mi agarre firme ante la tapa dura de un libro, y mi dedo índice siguiendo cada oración como si fuera parte de mí...

Busqué durante mucho tiempo mi lugar en la sociedad, hasta saber que ese, era estar fuera, no pertecer a esa secta de personas queriendo nada más que consumirse los unos a los otros, supe que el silencio era mi aliado y que me gustaba la sensación de tener todo dónde quería, desde allí mi atracción a la superioridad, a la intimidación, la adrenalina, y yo sé que mi padre sabia eso. Me miraba con un brillo lleno de satisfacción y una sonrisa deslumbrante, para decirme el buen trabajo que había hecho, dándome un abrazo que implementaba la aceptación del peligro, y un niño, solo necesita un asentimiento de algunos de sus padres para crear el peor de los desastres.

Mis manos se pasaban por los lomos de los libros en el cuarto de Kya, recordando fragmentos de la poesía que leía antes, cosa que hacía que elevará la comisura de mis labios.

«Nomme si tu peux ton ombre, ta peur et montre-lui le tour de sa tête,le tour de ton monde et si tu peux prononce-le, le mot des catastrophes, si tu oses rompre ce silence tissé de rires muets, — si tu oses sans complices casser la boule, déchirer la trame,tout seul, tout seul, et plante là tes yeux et viens aveugle vers la nuit, viens vers ta mort qui ne te voit pas, seul si tu oses rompre la nuit pavée de prunelles mortes, sans complices si tu oses seul venir nu vers la mère des morts –dans le cœur de son cœur ta prunelle repose –écoute-la t'appeler: mon enfant, écoute-la t'appeler par ton nom».

—Nombrá si podes tu sombra, tu miedo y mostrale el contorno de su testa, el contorno de tu mundo y si podés pronunciá la palabra de las catástrofes, si osas romper este silencio tejido de risas mudas, si osas sin cómplices romper la bola, desgarrar la trama, solo, solo, y plantar ahí tus ojos y venir ciego cerca de la noche —abrí uno de sus libros, pasando las páginas para sentir aquel olor característico de ellos—, venir cerca de tu muerte que no te ve, solo si osás romper la noche pavimentada de pupilas muertas solo si osás venir sin cómplices desnudo cerca de la madre de los muertos, en el corazón de su corazón tu pupila reposa, escuchala llamarte: mi niño, escuchala llamarte por tu nombre...

Hace mucho que no repetía eso en voz alta, y se sintió extraño, de hecho, pude recordar por segundos la mirada del hombre que me crio y me convirtió en una especie de desastre desconocido en esos tiempos, esos caos que son pequeños y que se van llevando todo a medida que crecen. Es como una de las plantas que tenía mi madre, que las regaba, cuidaba y de vez en cuando me llamaba para que observara, solo para ver como unas enredadas raíces salían a la superficie, y luego un fuerte tallo se veía crecer, hasta solo ser unas flores que adornaban el patio, que ahora están muertas.

Entre Las Sombras [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora