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❝𝘖𝘣𝘳𝘢 𝘤𝘳𝘦𝘢𝘵𝘪𝘷𝘢 𝘦 𝘪𝘮𝘱𝘶𝘭𝘴𝘪𝘷𝘢❞

           Froyd De'Ath

No hay muchas cosas que me gusten en el mundo, pero una de ellas podría ser los bosques. Ellos representan todo lo que me hace sentir tranquilo, es como ese límite que necesitaba durante toda mi vida, y cuando fui capaz de salir al mundo, lo primero que me capto la atención fueron estos lugares...

Poseen un silencio encantador, que te atrapa y te aísla de los comentarios filosos de los humanos que nos podrían rodear, funciona como una capa de protección. Aquí no hay reglas, no hay reproches, ni acusaciones, eres libre, aunque sea el territorio donde las sombras permanecen, siempre las tuyas serán permitidas como un recuerdo, no como algo en lo que te define en la actualidad.

Las personas juzgan, y yo termine accediendo a todas sus palabras. No intente ser alguien mejor, solo me resigne a la idea de que así debía de suceder las cosas, como si estuviera todo ya escrito y no pudiera deshacerme de su tinta. Manche la hoja de mi historia hasta que nadie pueda ser capaz de leerla de nuevo, me odie por un momento por prohibirlo, pero estaba lleno de ira, y las personas con ese problema terminan explotando de la peor manera. No me defendí de las acusaciones, solo las hice realidad...

Al final en ese momento era eso; un chico que se dejaba llevar por lo que desconocidos redactaban, me fijaba como apartaban mis posibilidades de tener algo normal en mi vida, como la comunicación... eso tan fácil para muchas personas era un suplicio para mí, tanto que solo me quedo la opción de borrarme de las vidas de los demás, sin siquiera yo saberlo. Lo descubrí cuando las cosas cambiaron demasiado. Para ellos era otra persona, y es que esa "ilusión" era en verdad, una realidad.

Cuando le dije a Kya que sus acciones hacia mi eran peligrosas no mentí en absoluto, tal vez fue la primera vez que no acudí a eso para verme favorecido, pero aun así haciéndolo ella simplemente lo ignoro, lo supe en el momento en que su cuerpo se cruzó con el mío, cuando no fui capaz de moverme porque me había dejado atónito. Se olvido de quien era yo, de lo que hacía y supe que podía ser un desliz, una falla clara de su vulnerabilidad al relatarme una parte de su historia que la había dejado marcada...

En silencio pedía que no se engañe, que no le diera vuelta a los hechos o que le quiera sacar un significado, porque no encontraría ninguno.

Termine de ponerme los guantes, apoyando mi espalda en un roble, volteando ligeramente hacia un costado, notando la presencia de dos hombres. Era imposible que no vinieran haciendo ruido después de que Owen haya muerto, era obvio que las personas más detestables y asquerosas del mundo siempre tendrán otras que los respalden o le busquen la parte buena, como si se lo merecieran.

Estábamos en un bosque que ya conocía, rodeado de pinos, tierra, humedad, ese viento tan tranquilo, y el silencio que en realidad clamaba el ruido para desaparecer.

Weylin y William, hermanos gemelos, trabajadores de una fábrica de metalurgia llamada Xyon, ubicada en el pueblo de Nords, donde se mudaron después de su trabajo de falsificadores de identificación y estar bajo seis años de cárcel. Nada grave en realidad, olvidando el hecho de que secuestraron a varias personas en una residencia abandonada, además de realizar torturas con ácido que no fueron autorizadas, al menos no por su exjefe.

Ahora los tenía dirigiéndose a mí, ubicados en el medio, respetando la distancia, algo que considero, así que hago mi mayor intento al caminar hasta donde están, teniéndolos cara a cara.

—¿A que vino su citación? —pregunte quitándome la capucha de la túnica.

—¿En serio lo preguntas? —pronuncio incrédulo queriendo arrimarse hacia a mí, pero fue frenado por William al instante—. Quítame las manos de encima o no respondo. Vengo aguantando todo el camino para verle la cara a este enfermo...

Entre Las Sombras [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora