Severus Bastian Prince Potter

a quien no le gustan los gatos?

La sala de Ravenclaw era... Acogedora por así decirlo.

Era una sala al final de la torre norte con un busto de algún gran mago parlante como puerta que va y susurra acertijos, aparentemente para poder entrar a la sala hay que resolverlos y ninguno es igual a los otros así que nunca habría una respuesta igual a las otras. Robert (nuestro perfecto) dijo que en su primer año le toco dormir afuera porque no pudo responder el acertijo de la estatua.

La torre en si era mucho mas amplia por dentro que lo que se ve afuera: la sala común era una enorme sala blanca con piso de mármol, los sofas y las cortinas eran de de un color azul profundo con patrones de hilo de bronce, había una gran estantería llena de libros que cubría toda una pared, detrás de la pared está el corredor que llevan a los dormitorios, a la derecha los hombres y a la izquierda las mujeres. Y un lindo piano blanco acaparaba una esquina iluminada junto a muchos otros instrumentos, a veces el piano empieza a sonar solo, tocando bellas melodías, un estudiante más grande explico que la dama gris le gustaba la música y que casi nadie tenía permiso de tocar su piano. El lugar gritaba Ravenclaw, sin gritarlo en realidad.

O al menos la sala no era la que gritaba.

Las águilas podían verse calladas y elegantes por el castillo, sobretodo si había un gryffindor cerca para comparar. Pero la verdad es que al tener una mente tan activa poco era el ambiente de elegancia y silencio en el lugar. al día siguiente, la primera impresión de una bella y silenciosa sala de arte se rompió por completo: pintura solía volar, la música antes calmada y armoniosa ahora era una amalgama de sonidos que daba dolor de cabeza, explosiones sonaban de vez en cuando y juraba haber oído un caldero peligrosamente silbante por algún lado.

Incluso en lugares que se supone que son más tranquilos como la zona de la biblioteca y dormitorios (que tenían conjurado un silencio permanente para poder estudiar y dormir en tranquilidad) e incluso ahora de camino al gran comedor era molestado por un constante ruido.

-"mira señor..."

-"puedes llamarme Valentin"

-"no me importa, para serte honesto no te eh escuchado una palabra y no estoy de humor así que déjame tranquilo un rato, vale?"

Valentin se me quedó mirando un momento antes de sonreir y dar un paso atrás como una oferta de paz

-"muy bien, te dejare tranquilo, pero no te puedes escapar de mi en el almuerzo" me dijo con una sonrisa

Seguí caminando en silencio hacia el gran comedor, y aunque el señor Durand siguiera a la par, lo dejaba pasar porque decidió callarse por fin.

Valentin Durand es un estudiante de 3 año, alegre y sociable, parece que a todos en la casa lo aprecian y según por lo que eh visto en esta primera semana de clases, es un alumno destacado... Es como tener un segundo James Potter en los dormitorios (con la diferencia de que esté no necesita gafas).
Desde el día siguiente al banquete de inicio de curso, Durand me ha estado siguiendo cada vez que puede (que gracias al cielo no son tantas por la diferencia de horarios) aclamando que quiere "ayudarme a adaptarme más fácil a hogwarts"... Pensándolo bien, el en realidad si me a ayudado a orientarme en el castillo y evitar cometer errores que nos hagan perder puntos como casa... y es amable, la verdad no es tan malo una vez pasas los muchos intentos de empezar una conversación.

-"Sabes? No sé porque me recuerdas a un gatito"

Me equivoqué, Valentin Durand es una molestia, sin atributos rescatables y prueba de que el sombrero se puede equivocar

-"Disculpa?"

-"Nadie te había dicho eso? Que eres como un gato ofuscado?" Dijo con una sonrisa que me hizo sentir más molesto aún