Act. 1. Canadiense con funcionamiento condicional

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ADVERTENCIA: Este fic demuestra dinámicas de comportamientos y relaciones muy tóxicas que no deben desearse, romantizarse o realizarse en la vida real; incluyendo la falta de tratamientos para enfermedades mentales. Se trata de un trabajo de ficción que en su mayor parte no debe ser un ejemplo a seguir. Teniendo esto en mente pueden continuar bajo su propio riesgo 

— ¿No los recibió?

—No.

—Espero que sea eso y no que me estás mintiendo, Tadashi.

—No haría tal cosa, señor.

Lo ve por el rabillo del ojo, el reflejo del pequeño espejo en el auto. Tadashi enfocado en manejar, más que en la conversación. Chasquea la lengua con ligereza y vuelve su atención a la ventana. Aun si estuviera mintiendo, duda que el final sea distinto. Después de todo, ha sido un problema desde el inicio.

Langa no le presta la más mínima atención.

Es ¿Frustrante? Mejor dicho, exasperante. Si bien es cierto que hay "cercanía" entre ellos tras la última carrera y los meses transcurridos, sigue la considerable brecha. Una que diría viene de casi matar a dos personas frente a él.

Aunque eso tampoco fue la gran cosa. Cualquiera se puede casi matar en carreras así. Duda que Langa le dé importancia. Teniendo el breve contacto con el que cuentan, Ainosuke ha podido resaltar que Langa no le presta atención a prácticamente nada. Solo a su patineta y a su amigo de cabello rojo.

Es un adolescente muy plano en ese aspecto. Al menos él no ha podido detallar mucho. Langa es callado, muy reservado. Le recuerda un poco a Cherry, con la gran diferencia de que incluso Cherry llegaba a ser muy animado y casi eléctrico si logabas tocar esa clase de fibra en él.

En muchos y variados aspectos.

En fin, Langa es un tema que no logra comprender.

Pensó ser más parecido a él de lo que realmente es. Después de todo, lo que se muestra en la clandestinidad de S es la realidad: Miya como un crío insufrible, pero talentoso y que te lo restriega en la cara a cada oportunidad; Joe capaz de hacer mover una viga entera con sus piernas y disfrutar a su manada de seguidoras; Cherry y su obsesión por su inteligencia artificial...

Es lo que realmente son. Es lo que les gusta. Sin identidades o imagen que deban sostener, les da igual mostrar eso. Langa es un caso aparte. Está y no está ahí. Es casi obsesivo en su ansiedad por montar un skate, pero incluso con ello está condicionado a tener al otro personaje al lado.

Ainosuke está frustrado. Quiere llegar más lejos. Lo ha intentado. Incluso le cayó del cielo y Langa parecía más preocupado por su comida que por un hombre de un metro ochenta y cuatro en picada de un helicóptero.

—Con todo respeto, señor... No creo que deba continuar con eso—dice Tadashi con voz baja, temeroso de cómo sea tomada su opinión—. El muchacho, Langa, es-

—Algo que tú no eres, ninguno lo es y nadie será—Echa el cuello atrás y consigue hacer sonar el hueso—. Lo que haga o deje de hacer no es algo en lo que puedas opinar.

—Pudo haber ido- Pude haber ido preso hace poco por un "descuido"—Se corrige, suda frío y sabe que Ainosuke lo mira—. Esta clase de comportamiento no es fácil de hacer menos, fingir que no pasa. Podría-

—El skate en S es ilegal, Tadashi, nada de lo que se haga o surja de ahí está bien—burla jocoso y divertido—. Dieciséis, diecisiete, es indiferente—Sacude la mano con desinterés—. Dudo que tú lo entiendas.

No, ciertamente no entiendo nada desde que este niño apareció, Tadashi se rinde en intentar convencerlo. Es imposible. Nadie le va a sacar a Langa de la cabeza. Quizá solo si langa sale de ahí, pero aparentemente ni siquiera se da cuenta de esto. A pesar de que Ainosuke le ha enviado regalos por montón.

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