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Un mes. No había transcurrido más de un mes desde que comenzaron las clases y ya Eunsung había demostrado un punto.

Bueno, dos.

Primero. Ella era, junto con varios chicos, el objetivo de las burlas en el salón y segundo, Goeun y sus amigas si eran unas idiotas. Siempre la fastidiaban. No todo el tiempo era la pelinegra quien lo hacía, pero sí sus amigas y Goeun sólo se reía de Eunsung. Sujin, aunque nunca se hubieran metido con ella por su gran carácter, siempre permanecía con Eunsung y Chaeyoung para que así no las molestasen más de lo debido.
Lee Chaeyoung. Era una chica que Eunsung había conocido en el baño, cuando terminó embarrada de sopa. Un chico le había jugado una broma a la hora del almuerzo.

-¿Qué te hicieron?.

-Metieron mi cabeza al inodoro- le sorprendió, ya que las chicas de su salón eran malas pero no llegaban a tales extremos -Fueron los de quinto- aclaró, al ver la mirada horrorizada de Eunsung.

Ella suspiró, pensando estúpidamente que Goeun era mala pero tampoco tanto. Se regañó mentalmente al pensar en ella. ¿Pero qué le sucedía?.

-Oh, ya veo.

-¿Tú?- le preguntó, detallando su camisa manchada de un liquido espeso.

-Sopa de champiñones- arrugó la nariz y después olfateó la tela -Lo peor es que odio los champiñones- la chica soltó una risa débil -¿Cómo te llamas?.

-Lee Chaeyoung, ¿y tú?- preguntó, estrechando su mano.

-Jang Eunsung, pero dime Dosie.

Eso fue hacía unas dos semanas atrás y las chicas de inmediato hicieron click. Le presentó a su compañera castaña y ahora las tres eran un trío de amigas inseparables. Si alguien intentaba molestarlas, salía Sujin a su defensa e incluso dejaba en ridículo al mismo abusivo. Por ello Eunsung y Chaeyoung la adoraban.

Pero hoy, sus dos amigas se encontraban en clase de Arte mientras a ella veía Historia. Se hallaba guardando unos libros en su casillero cuando observó una libreta púrpura en el piso. La recogió y pensó que era similar a la de Goeun. Ella sabía que era estúpido pero, siempre que la pelinegra estaba cerca de ella, Eunsung no podía evitar mirarla. Por esta simple razón podría asegurar que esa libreta debía pertenecer a Na Go Eun, la pelinegra la cargaba con ella casi todo el tiempo. Escuchó unos pasos apresurados por el pasillo, acercándose, y una voz hablándole.

-¡Oye, eso es mío!- reconoció la voz de la pelinegra y se volvió para mirarla. Allí estaba frente a ella y pasaba sus ojos de la libreta al rostro de Eunsung -Devuélvemela- pidió, muy autoritaria.

A Eunsung le molestó un poco su tono de voz, pero prefería no hacerla enojar. Verá Dios que le hacían ella y sus amigas si no se lo entregaba.
Al recibirlo, Goeun lo abrazó contra su pecho y suspiró, aliviada. Después clavó sus ojos oscuros en Eunsung, muy severamente.

-¿Qué hacías con él?- preguntó de forma acusatoria y Eunsung arqueó una ceja.

-¿Yo? Nada. Sólo lo encontré, en el suelo- dijo, observando con irritación sus ojos chocolate, le fascinaba saber que la ponían nerviosa.

-Oh, claro. Y sobre todo, yo te voy a creer- replicó sarcásticamente, los ojos de Eunsung prácticamente estaban en llamas. Perdía la paciencia.

-Cree lo que a ti se te dé la gana- le soltó y Goeun abrió los ojos, la ojimarrón no acostumbraba a mostrarse tan a la defensiva.

-Bueno... ¿En enserio lo encontraste en el suelo?- preguntó, ahora un poco dudosa. Eunsung asintió -Ah, entonces... lo lamento.

Rivales (Goeunsung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora