V
- Pensaba que no ibas a venir nunca. ¡Me quedo una noche más aquí dentro y corto las venas, pero esta vez de verdad! – Protestaba Ariadna indignada.
Raquel había querido alargar su único día de descanso hasta el final. Había ido a pasear a marcha rápida por el parque de Arriaga con la intención de quemar algunas calorías para terminar sentada en un banco, reduciendo entonces toda su actividad a observar y escuchar a la gente que pasaba frente a ella. Solía hacerlo cuando la inspiración para sus futuros proyectos literarios le abandonaba (Aunque esta vez tenía la sensación de que más bien se la habían arrebatado). Después se había acercado a un restaurante vegetariano situado en el centro comercial “El boulevard” y se había deleitado con una buena ensalada de pasta y una lasaña de verduras. La lectura pausada del último éxito de Dan Brown consumió lo que le quedaba de tarde, teniendo que salir escopeteada hacia el hospital psiquiátrico en cuanto vio la hora que era. Solía ser habitual en Raquel quedarse absorta con las letras de cualquier libro, pero las últimas novelas de aquel polémico autor la dejaban particularmente hechizada.
- Perdona, Ari.- Respondió Raquel mientras le ayudaba a meter sus cosas en una bolsa- ¿Quieres que cenemos en el Panticosa? No tengo nada en la nevera y ya no pillamos abierto ni los chinos.
Al oír aquello, Ariadna no tardó en revertir su estado de ánimo.
- ¡Genial! ¿puedo pedirme el Entrecot con pimientos y patatas fritas?
- Puedes pedirte lo que quieras. Pero no abuses, que nos conocemos.
Con la bolsa casi preparadas y a punto de dar por finalizado aquel ingreso, Maika se presentó sorpresivamente en la habitación de Ariadna. Estaba nerviosa y aunque intentaba disimularlo, se la veía enormemente preocupada por algo. Ni siquiera llegó a saludar al entrar en el cuarto.
- Raquel, ven un minuto por favor.
Extrañada, Raquel siguió sus pasos pidiendo a una impaciente Ari que esperara un momento en la habitación. Maika avanzaba a un paso muy ligero, hasta el punto de resultarle a Raquel difícil seguir sus pasos.
- Maika, me estás asustando ¿Es por Ari? Si te parece mal que la recoja hoy a la noche puedo venir mañana a por ella. Como estaba el alta ya firmada…
- No tiene nada que ver con tu hermana- Le respondio tensa al mismo tiempo que llegaban a la sala de enfermería.
La sala se encontraba vacía, y nada más entrar, Maika echó el quisquete de la puerta para que nadie pudiera sorprenderlas. Raquel también empezaba a ponerse nerviosa. De nuevo algo se le estaba escapando.
- Acércate- Le dijo Maika mientras despertaba aquel vetusto ordenador que presidía su mesa. – Si pensaba que había algo raro en todo el tema de Osinaga ahora lo tengo claro del todo, Raquel.
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Nubes de gominola
Mystère / ThrillerLa locura puede ser la forma más sana de entender una realidad enferma.