No hay explicación

673 61 16
                                    

[ Autor/a: YukkiteruTaisho ]

En teoría, ella debería estar ya en casa.

Las clases habían terminado hace horas, no había actividades en el club tanto de kendo como de jardinería y también se había despedido de Aoi momentos atrás; quien le había pedido que por favor no regresara tan tarde, mientras Inosuke la cargaba como a un saco de papas.

Lo usual, cuando se impacientaba. Aunque tal parece, incluso la misma Aoi se había acostumbrado.

¿Así eran las relaciones de noviazgo? Se preguntó por un segundo Kanao, sonriendo ligeramente mientras se despedía de su amiga y el novio de esta.

Kanao ya tenía su mochila colgada y se había cerciorado de que no estaba olvidando nada, incluso se había despedido de Tanjiro-kun, quien estaba terminando de limpiar el baño de chicas. Deseándole un buen regreso a su casa, con una sonrisa mientras inclinaba ligeramente su sombrero.

Y como decíamos, se supone, Kanao debió haber vuelto a casa. De no ser porque en el camino se topó con un gatito, quien se restregó contra su pierna maullando por comida; la cual terminó comprando en una tienda de conveniencia, una pequeña lata de comida, que tan pronto compró la abrió y se la dió.

Kanao miró comer al felino, en silencio. Extendiendo ligeramente su mano hacia él, rozando con sus dedos su pelaje.

Es suave.

Una pena que no podía llevarlo con ella, aunque tal vez, podía quedarse un rato con el gatito.

Y esa era la razón por la que Kanao regresó a la escuela, yendo en silencio a donde Tanjiro estaría, o debería estar:  El baño de chicas abandonado del tercer piso.

Tanjiro quien estaba mirando por la ventana del baño, al escuchar el chirrido que hizo la puerta al abrir, volteó. Sorprendiéndose levemente, pero sonriendo al final a Tsuyuri.

—Bienvenida de vuelta, Kanao-san. Creí que te habías ido hace un momento.

Kanao dirigió su mirada al gatito que dormía a gusto en sus brazos, para después mirar al espectro que seguía sentado en el alfeizar de la ventana.

—... no puedo volver a casa, al menos no por ahora.

Tanjiro volvió a fijar su atención a Kanao, notando así al minino que yacía acurrucado entre sus brazos. Se acercó para mirar más de cerca, sonriendo suavemente.

—Ya veo, pero, ¿No se molestarán si llegas tarde?

—No... Kanae-onee-san y Shinobu-onee-san no volverán temprano hoy por trabajo ―acarició con sus dedos brevemente al gatito, con gentileza y ternura —. Y si llevase al gatito conmigo, no me dejarían tenerlo.

Posiblemente su hermana Kanae no tuviese problema con ello, pero su hermana Shinobu no era amante de los animales, prefiriendo en su lugar los peces, ya que estos eran más fáciles de cuidar y no requerían demasiadas atenciones.

—Sólo estaré un rato aquí y me iré, tampoco... quiero molestarte.

—Nunca serías una molestia, Kanao-san —le aseguró Tanjiro, sonriendo— Sólo que... de verdad me preocuparía que tuvieras que irte cuando ya oscureciera por completo —suspiró, tomando distancia, mirando de nuevo hacia la ventana y luego dándole la espalda—. Si estuviese vivo te acompañaría hasta tu casa, o si tan sólo pudiera salir de esta escuela lo haría.

Kanao nunca olvidaba que Tanjiro era un espectro —específicamente, el Séptimo misterio de la escuela Kamome, Hanako-san del baño—, pues el hecho de que cuando la luz del sol le daba, su cuerpo se transparentaba ligeramente y hacía que su tacto fuera frío.

Pero siempre resultaba extraño que, al pasar tiempo con él, verlo, escucharlo hablar, su presencia y sus sonrisas... resultaran tan cálidas.

(Dando lugar a una sensación agradable y suave de la cual, no tenía idea de cómo llamarlo).

En sí, Tanjiro era una persona tan buena y amable que irradiaba calidez con una sonrisa o incluso, con un pequeño intercambio de palabras.

—No te preocupes, estaré bien —le aseguró con una pequeña sonrisa.

Y... ¿Cuál sería la razón por la que una sombra melancólica se asomaba en su sonrisa?

(Tal vez no debió haberse hecho la pregunta nunca).

Flores y PelusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora