Flores y Pelusas

Don Gato

[ Autor: Daiyo2 ]

Su andar era pesado, sin ganas y parecía una muerta en vida caminando por las calles de Tokio aquel día en el que se suponía, debería haber estado dormida hasta las tantas de la tarde.

Para empezar, era sábado por la mañana, ¿por qué le había echo caso en primer lugar? Acababan de empezar sus vacaciones desde que acabó su primer semestre en la universidad y ya la habían obligado —desde cierto punto de vista— a salir en busca de algo que ella misma consideraba innecesario.

—Vamos, Kanao, solo quedan unas calles. —la alentaba Tanjirō antes de tomarla del brazo para evitar que se durmiera en plena calle.

Ella solo lo miró con unos ojos que demostraban puro sufrimiento.

—Tengo sueño. —Fue lo único que salió de su boca.

—Lo sé, lo sé, pero esto te hará bien. Anda, camina.

Dando un último suspiro, siguió del brazo avanzando a donde sea que la llevara su actual pareja.

Se aferraba a su brazo y caminaba o se detenía solo cuando el lo hacía, ni siquiera prestaba atención si venían autos o si se topaba de frente con alguien en concreto, solo se dejaba llevar. A los pocos minutos se detuvieron y ella alzó la miraba, observando expectante aquel lugar al cual la habían "obligado" a ir.

—¿Y esto?... —preguntó sin ganas —. No voy a adoptar nada, ya te aviso.

—¿Segura?

Ella asintió e intentó irse, pero él la detuvo.

—Vamos~, échale aunque sea un vistazo.

Suspiró. Se rindió ante su insistencia y procedió a entrar a aquella tienda de mascotas, aunque ella se mantenía con aquel mismo pensamiento que antes le había expresado a su novio.

—Mira este, es muy mono. ¿No te gusta? —Mencionaba con ilusión a la vez que señalaba lindo beagle que se hallaba encerrado en un jaula—. ¿Que pasa amigo? ¿No te gusta estar encerrado?

—Pues adoptalo tú. —Kanao rodó los ojos.

—Vamos, no seas pesimista. Un animal no solo sirve como un adorno o para presumir a los demás, es un compañero. —le dijo mientras le acariciaba la cabeza a través de la reja—. Y más para personas como tú, ¿De verdad no te agrada ninguno?

Sabía que había estado preocupado. Desde que entró a la universidad y comenzó a vivir sola en un pequeño apartamento, había estado un poco apartada de sus amistades para centrarse en sus estudios.

El punto era, que estaba tan centrada en eso que ni en sus vacaciones había tenido ganas de volver a reencontrarse con algunas de sus amigas. Solo quería estar en casa aprovechando de dormir antes de iniciar el próximo semestre.

Tanjirō no quería que Kanao se volviera una chica estresada que solo pensaba en aprobar sus exámenes y en dormir cuando no tenía nada que hacer. Por eso creyó en animarla a adoptar un animal, para que cuando ni él ni nadie pudiera estar con ella por ejercer sus propias responsabilidades, ella podría tener alguien en quien apoyarse las 24/7.

—No necesito un animal de apoyo emocional...

—Bueno, no lo sabrás hasta que lo tengas. —respondió—. ¿Que tal un loro? ¿Un hámster? Hasta podría ser un ratón, son lindos, depende por donde lo mires. —decía con una mano en el mentón.

—Quiero algo tranquilo, que no moleste.

—¿Una serpiente? Yo siempre quise una serpiente.

Ella lo miró arqueando una ceja.