El michi

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[Autor/a: Zharina_San ] + [ NezuKana Alert]

Dudo en tocar o no, debía admitirlo, estaba nerviosa.

Esa mañana había recibido una llamada por parte de su novia, Nezuko, la cual le rogaba que fuera a su casa, el hecho de pensar que algo malo le había pasado a su novia le mataba por dentro.

Dio dos suaves golpes en la puerta, posterior, se quedó quieta en espera de que le abrieran.

—¡Kanao, al fin llegas! —la Kamado le abrió la puerta a su pareja con una leve sonrisa.

—¡Nezuko! ¿Para qué me llamaste, pasó algo? —preguntó antes de que su novia siguiera hablando.

—Oh, sí eso, ¡ven, entra! —la ojirosa tomó la mano de su novia y la guió adentro.

La casa estaba en un silencio aterrador para Kanao, estaba acostumbrada a escuchar las risas de los hermanos de su novia, escaneo el lugar en busca de alguno de sus cuñados o suegros, pero, nada.

Eso era muy raro.

—Espérame aquí ¿va? —dijo apresurada la Kamado, la cual soltó la mano de su pareja para salir corriendo al piso de arriba.

Kanao se quedó quieta, obedeciendo las palabras de Nezuko.

Era extraño ver la casa de los Kamado tan... tranquila

¿Donde estaban? ¿Porque Nezuko estaba sola? Miles de preguntas invadían la cabeza de la ojivioleta.

Luego de unos minutos, su novia volvió con ella, pero está vez no estaba sola, traía a un gato blanco con manchas negras y unos brillantes ojos verdes consigo.

—Kanao, conoce a Manchitas —comentó la de mechones naranja sonriente mientras acariciaba al animal.

Kanao observó al gato, y el gato a Kanao. Manchitas ni siquiera llevaba un minuto de conocer a la Tsuyuri y ya le caía de puta madre.

—Quiero que lo cuides por mí —soltó la azabache dirigiéndose directo al grano—. Mis padres y hermanos me están esperando en el parque de la esquina para poder ir a la entrega de premios de Takeo, no puedo dejar a mi michi solo —beso con delicadeza la cabeza del animal.

—¿Para eso me llamaste, para cuidar a tu michi? Cielo... Es un gato, puede cuidarse solo.

—¡No, tiene apenas un año! ¿¡No ves que esta chiquito y hay que cuidarlo!?

Kanao suspiro, luego de una corta charla la pelinegra convenció a su pareja de cuidar al minino.

—¡Volveré en la noche, diviértanse! —y sin más que decir, la Kamado se fue dejando a la Tsuyuri y al gato solos.

Kanao volvió a observar a el gato, y el gato volvió a observar a Kanao. Sería un día largo.

[...]

Gritos por aquí, maullidos por allá, cojines destruidos y la casa de la familia Kamado vuelta nada.

Se notaba que Kanao y Manchitas la estaban pasando muy bien.

Manchitas maulló ignorando a la Tsuyuri y continuó afilando sus garras con los cojines del sofá.

Kanao creyó que cuidar al michi de su novia sería algo fácil, pero, apenas Nezuko se fue, el gato comenzó hacerle la vida imposible a la Tsuyuri.

Kanao gruñó. Ese gato seguía sin hacerle caso, ¿qué haría para que el animal le obedeciera...?

Sonrió con cierta maldad al ver cierta pistola de agua en el patio.

—Bingo.

[...]

—¡Kanao, ya llegam-! —las palabras de Nezuko fueron cortadas al ver él deplorable estado de la casa.

Una gran "o" se formó en la boca de los Kamado, el sillón estaba literalmente destruido, el televisor en el piso, un Manchitas se encontraba encima de un estante escupiendo completamente empapado y una Kanae tirada en el piso con el cabello despeinado y el cuerpo lleno de rasguños.

—¿Pero que...?

Moraleja: nunca dejes a Kanao cuidando a un gato si no quieres que tu casa quede destruida

Flores y PelusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora