Tres días habían pasado desde la llegada de la estrella a la tierra y tres días había pasado sin probar bocado alguno, su fuerza y vitalidad habían menguado al punto que ya no podía utilizar ninguna de sus habilidades, de hecho tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano esa mañana para mantenerse de pie y poder presentarse a la tripulación como "Linda Danvers". Pero por suerte eso iba a terminar esa noche, el capitán Shakespare había ordenado un vasto festín en su camarote.
-¿Estas llorando?- Pregunto extrañada la princesa.
-¡Es que todo es tan hermoso, Lena!- Anuncio emocionada la estrella y se limpió las lágrimas con el dorso de la manga.
-Come todo lo que desees, querida, hay más de donde todo esto vino.- Anuncio gustoso.- Si me disculpan pasare a retirarme que esta tripulación no se mandara sola.
Una vez que el capitán se había retirado la princesa y la estrella comenzaron con su velada. La princesa tenía tantas cosas que decirle a Kara aunque no sabía por dónde comenzar, estaba el tema de agradecerle por haberla protegido cuando tuvieron la primera impresión del capitán, contarle sobre que el capitán las había cubierto o preguntarle acerca de ella y sus habilidades, esa charla aún estaba pendiente si no mal recordaba. Pero por otra parte la rubia no mostraba el mismo sentimiento de tener una conversación, pues se encontraba llenando su plato con varios manjares de la mesa. Había tomado un trozo del cerdo asado, manzanas, un pedazo de queso y un trozo de pan. Si su madre, la reina Lullían hubiera estado presente, lo más probable es que ya hubiera mandado al calabozo a Kara al menos unas diez veces solo por no cumplir con las reglas de etiqueta para comer. Si, así de exigente era su madre. En cambio la joven Pendragon no compartía para nada sus ideas extremistas, de hecho, se encontraba embelesada en la forma que Kara rompía aquellas estúpidas reglas, ella solo tomaba las cosas y las disfrutaba. No se había dado cuenta que la mirada que le estaba dedicando a la estrella era para nada discreta, había entrelazado sus manos y su mentón reposaba sobre ellas para observarla más cómodamente. De pronto, la estrella dejo de comer, y miro a la princesa, directamente a sus profundos ojos verdes. La princesa sintió como una corriente eléctrica recorrió su cuerpo pues aquel azul tenía un brillo especial, casi podía sentir las chispas que salían de estos. Sin romper el contacto visual, la estrella se aproximó a la joven Pendragon.
-Ahora que estamos solas Lena, yo...- coloco su mano sobre la de la princesa acelerando su pulso.
-¿Si Kara?- Comenzó a inclinar su cabeza y a acortar la distancia entre el rostro de la estrella y el suyo. Sintió como el ambiente comenzaba a cargarse de electricidad, podrían haber pasado solo unos días pero era innegable la atracción que sentía por la rubia.
-¿Me preguntaba si tu...?-
-¿Si...?- Sus ojos comenzaban a cerrarse y su corazón martillaba con tanta fuerza que sentía que saldría disparado.
-¿Te vas a comer eso?- Señalo el plato de la princesa con su tenedor.- Se ven deliciosas.-
Caer desde la nave habría dolido menos que sus esperanzas rotas.
-Se llaman uvas, Kara. ¿Nunca las habías visto?- Pregunto un tono incrédulo y divertido, tratando de ocultar su decepción y tristeza. La estrella negó.
- No, y tampoco las había probado. De hecho, nunca antes había probado comida humana. En el firmamento la comida es muy diferente.- La princesa pincho una uva con su tenedor y la acerco al rostro de la estrella.
-Toma.- Kara acepto el bocado y lo saboreo gustosa.- Así que... las cosas son diferentes, ¿uh? ¿Cómo funcionan? Y ni creas que he olvidado la conversación que me prometiste acerca de tus habilidades.- Al parecer el tema de conversación se había decidido, y para Lena, no podría decir que era aburrido o algo así, pero sí que era el que menos prioridad tenia, aunque su lado curioso estaba deseoso por ser satisfecho cuanto antes.
ESTÁS LEYENDO
Stardust
FanfictionLena Pendragon es la princesa de un reino llamado Stormhold que esta destinada a casarse con algún noble, sin embargo se reusa a vivir a las sombras de un hombre. Por fortuna su padre, el rey Lionel Pendragon, convoco a varios príncipes a participa...