5. Una treta

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A veces la vida puede resultar extraña, no siempre sucede lo que se espera y eso puede ser entretenido mientras que tu vida no se vuelque en el desastre. Y eso era exactamente lo que ella sentía, su familia siempre había sido un desastre, estaba segura de que no podía cambiarla, ese hecho lo había superado hace ya bastante tiempo, pero últimamente todas las cosas que parecían tener un orden en su vida regular estaban desencajando de un modo bastante drástico. Aquella noche era una prueba de esa justa resolución, hace dos semanas atrás ella había pensado que su vida estaba totalmente resuelta, que las cosas ya no serían tan impredecibles y allí estaba la vida dándole una cacheta en pleno rostro sin mostrar misericordia. Era mejor que se ajustara pronto.

Lena iba en el auto de Ale rumbo a su casa, era media noche y ambas estaban bebidas lo que resultaba en una irresponsabilidad, pero ambas habían tenido demasiado miedo de pedir un taxi para dos mujeres solas en la madrugada. Incluso con el alcohol, era más seguro para ellas ir en su propio auto y eso resultaba triste, alarmante. Solo esperaba que su pudieran llegar sanas y salvas sin que la policía las detuviera. Unos minutos más tarde su amiga se estacionaba en su puesto, ambas se bajaron rápidamente y subieron al departamento donde Ale vivía.

-Muy bien, ya estamos aquí- dijo su amiga cerrando la puerta con un suspiro -es momento del dulce de media noche. La verdad es que tengo hambre.

-Yo también- coincidió ella riendo -esa cena no fue suficiente, ni siquiera un poco.

-Sobre todo luego de una ingesta de alcohol tan grande- agregó Ale riendo -pero creo que ambas lo necesitábamos.

-Tienes muchísima razón- aceptó ella.

-Bien, vamos a preparar algo y así puedes empezar a hablar- dijo Ale dirigiéndose a la cocina.

-Yo no soy la única que tiene cosas que explicar- aventuró ella mirando a su amiga -no es como que no hubiera notado tu rostro esta noche, algo pasaba Ale.

-Pues tendríamos la misma expresión- atacó Ale con una media sonrisa -pero tú la llevabas desde mucho antes.

-Sí, eso no puedo negarlo- admitió ella finalmente.

-¿Qué sucede Lena?- Preguntó Ale con preocupación mientras sacaba los ingredientes para hacer sándwiches de su nevera.

-La noche... de mi compromiso- comenzó ella ayudando con la comida sin ver a Alejandra a los ojos -Daniel y yo nos fuimos juntos, eso ya lo sabes, al llegar a mi departamento yo me despedí como todos los días, en el estacionamiento, pero él insinuó que quería subir conmigo.

Ellas tomaron su comida ya lista y se dirigieron al sofá de la sala para recostarse allí, siempre habían comido medio tiradas en el lugar.

-¿Sucedió algo malo?- Inquirió Ale luciendo algo horrorizada.

-Nada de lo que te imaginas- aseguró ella antes de que su amiga amenazara con llamar a la policía -él subió conmigo y entre tragos comenzamos a besarnos. Le dije que fuéramos a la habitación porque todo me estaba gustando. Estaba bien con lo que sucedía, y sabes que eso no me sucede mucho. Una vez allí fue que todo se descontroló, las caricias se volvieron rápidas, apresuradas, no lo sé, pero tuve que levantarme, no pude quedarme allí.

-¿Y él se molestó? ¿Qué te dijo?

-Tuve que ser sincera, era algo muy importante como para mentirle aunque fuera incómodo- siguió ella -y él no se lo tomó exactamente bien. Al inicio me culpó, pero luego creo que solo se sintió mal, no sé si lo herí, pero eso es lo más probable. Al final él solo dijo que sería mejor que se fuera y me quedé sola. No ha querido hablar conmigo desde esa noche, ha estado evitándome y ya no sé qué hacer. Siento que mi inexperiencia se ha vuelto un problema.

El jefe que quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora