CAPÍTULO 1

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UN AÑO MÁS TARDE

Sarah

—Sarah, ¿estás lista ya? ¡Vas a perder el avión!—me dice mi madre gritando desde el salón.

—Sí, sí, ¡ya bajo!

Cierro la maleta con dificultades porque al llevar tanta cantidad de ropa no me cabe. Al principio nos cuesta un poco meterla en el maletero, pero lo acabamos consiguiendo entre algunas carcajadas. Me subo al coche y mi madre enciende la radio. Me quedo mirando por la ventana despidiéndome de Valencia pensando en todo lo sucedido en el año anterior. Lo recuerdo día a día y es horrible. Tuve que ir al psicólogo durante mucho tiempo. También tenía que sacarme segundo de bachiller y aún no sé cómo lo he conseguido. Supongo que eran las ganas de salir de aquí. Echo tanto de menos a mi padre... Cuando regresé con mi madre, celebramos su entierro invitando solo a los familiares más cercanos y nos despedimos de él para siempre. Me despierto aterrorizada cuando sueño con esa habitación oscura. Nunca más volví a ver al chico de ojos azules. No sé si al final fue a la cárcel o si lo dejaron en libertad, pero esto ya es algo que pertenece al pasado. Ahora empiezo una nueva etapa en mi vida. Voy a conocer Madrid y a gente maravillosa.

—¿Estás preparada para todo esto? —me pregunta mi madre acariciándome la cara sin quitar la vista de la carretera. —Si no estás lista...

—Si mamá, es hora de irme. Te echaré muchísimo de menos. —le digo sin dejarla terminar de hablar.

Ella asiente triste y aparca delante de la puerta del aeropuerto. Tiene miedo y lo entiendo porque yo también, pero tengo que pasar página. No puedo perderme mi experiencia universitaria por mis miedos.

—Hija, prométeme que me llamarás cada día y tendrás cuidado. —me dice con lágrimas que se derraman por su rostro.

—Te lo prometo —le digo dándole un fuerte abrazo.

Me sabe mal dejarla aquí con todo lo que ha sufrido, pero sé que tiene a sus amigas y a su hermana que no se separa de ella.

Cojo la maleta y entro en el aeropuerto de Valencia. Me giro mirando hacia el exterior despidiéndome de mi ciudad y de todos los recuerdos vividos aquí ya sean buenos o malos.

—Hasta siempre...

Después de una hora en el avión, llego a mi nueva casa, la residencia de universitarios. Son las 7:00 a.m. Estoy cansadísima y tengo que apresurarme porque sino, no llegaré a tiempo a mi primera clase. Dejo la maleta en la cama de mi nueva habitación y decido ordenar todo más tarde. Me maquillo un poco, pero sin pasarme porque no me gusta. Salgo hacia la universidad que está prácticamente al lado. Este sitio es enorme y lo peor es que no voy a encontrar mis clases.

Al entrar en el edificio, intento buscar algo que me indique hacia dónde ir. Observando la universidad, con lo torpe que soy cómo no, me tropiezo con un chico. Un chico muy alto y bastante guapo. Aunque pienso lo contrario en cuanto abre la boca para hablar.

—¡Ten cuidado joder! —me grita levantándose del suelo.

—¡Oye que no lo he hecho aposta! —gruño con rabia por su carácter.

Él me da la mano y me ayuda a levantarme. No sé que le da tanta gracia.

—Veo que eres nueva y que vas un poco perdida. —dice con una sonrisilla.

—Mira que bien, has acertado. —digo poniendo los ojos en blanco. Espero que no todos los chicos sean así...

—Bueno te ayudo. ¿Qué estudias?

—Arquitectura y diseño.

—Ah mira qué coincidencia. Sígueme, estás en la planta equivocada.

Todo vuelveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora