𝐏𝐨𝐫 𝐇𝐚𝐜𝐞𝐫𝐦𝐞 𝐒𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 +18 | Tøm Riddle [EDITADO]

Capítulo Cinco

Había dormido con Tom Riddle. Ojo, dormir, no "dormir". Lo cual fue una pesadilla. El muy cerdo quitó las almohadas a mitad de la noche, pero dijo que "Se cayeron" Pff, como si me fuera a creer eso.

Luego de que las clases del día terminaran, me dirigí junto a los demás hacia el Gran Comedor, pues era la hora de la comida. Luego de que esta apareciera, todos comenzaron a agarrar y poner pollo, pasta y demás cosas en sus platos. Yo removía mi tenedor, sin prestar atención a lo que los demás estaban platicando, hasta que Astoria dijo algo que me interesó.

—¿Y si planeamos una fiesta?

—No sería mala idea —Blaise apoyó la idea, antes de darle una mordida a su pollo.

—Como sea —contestó Draco no muy interesado en lo que su novia decía.

—Pues, me apunto —dije.

—Conmigo siempre es un sí —respondió Pansy.

—¿Riddles? —les preguntó Blaise a los mellizos, los cuales se encontraban susurrándose algo.

—Si, lo que sea —Hailee hizo un ademán con la mano, no prestando mucha atención.

—¿Tom? —le preguntó Astoria.

—No —respondió.

—Vamos, suéltate un poco —dijo Blaise—. No vayas a bailar, sino a tomar alcohol, a emborracharte y a besuquearte con alguien.

—Esas son razones por las que no voy —Tom hizo una mueca de asco—. Alcohol y borrachera que lleva a vómito. Es repulsivo escuchar a todos vomitando a las tres de la madrugada.

—No todos —negó el moreno—. Solo los de sexto y séptimo año.

—Siguen siendo bastantes, Zabini.

No sé cuánto tiempo estuvieron intentando convencer a Tom, hasta que por fin cedió.

Luego de comer, decidí ir a ver al jefe de la casa, Severus Snape, para que arreglara el asunto de la habitación. Sabía que se encontraría en las mazmorras, exactamente en el salón de pociones. Toqué la puerta y esta se abrió de inmediato.

—¿Profesor Snape?

—¿Sí? —preguntó sentado en su escritorio sin separar la vista de las hojas en su escritorio que se encontraba leyendo.

—Ha habido un problema en mi habitación... La comparto con un chico —él rápidamente volteó a verme con evidente confusión.

—Debe de haber un error.

«Dígamelo a mí»

—¿Tiene el papel? —me preguntó y se lo tendí para que lo viera—. Esto no es mi letra, alguien debió de... Peeves —susurró lo último—. Gracias por avisarme señorita Malfoy. Lamento el error.

Salió del aula mientras susurraba algo sobre que Peeves nunca sabía cuando parar con las bromas y yo simplemente me quedé ahí parada, observándolo irse, antes de que yo también saliera del aula de pociones y me dirigiera a la biblioteca para agarrar un libro de Encantamientos.

Ya en la biblioteca, me encontraba hojeando el libro cuando alguien me giró.

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