Capítulo 24

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Detrás de él todos lo siguieron, era claro que tenía algo en mente de lo que aún no había conversado con ellos.

Al final, Paul terminó deteniéndose en una puerta algo aislada y la abrió.

En esa habitación se veía claramente un arduo trabajo de investigación en el cuerpo <<humano>>, sus componentes y qué tan rápido podría descomponerse, entre otras tantas cosas.

—Paul, ¿qué es este lugar? —preguntó finalmente Jaxs teniendo a Alexis sobre sus hombros haciéndole caballito.

—Lo he estado pensando mucho —empezó—, tarde o temprano ese bebedor va a volver por nosotros, y tú —señaló a Chloe— eres el mayor problema.

Luke y Jeffry contuvieron sus risas.

—Eso es cierto —respondió Jeffry a lo bajo.

—¡Tú no te metas, rarito! —le respondió Choe.

—¡Cállate, enana de circo!

—Ya basta —advirtió Paul irritado—. Chloe, en este momento eres demasiado débil, y debes poder valerte por ti misma si por un motivo u otro alguno de nosotros o está lejos o directamente no puede ayudarte. Así que te daré esto —se giró y rebuscó algo que todos desconocían.

Chloe estaba entusiasmada; creía que le daría alguna especie de arma especial para poder defenderse.

Tan pronto como lo había encontrado, estiró sus manos para recibir su arma, pero lo que Paul apoyó en su lugar, fue un frasco que contenía un pie dentro de un líquido verdoso.

—¡Ahhhh! —gritó espantada y lanzó el frasco, el cual Paul atajó con envidiables reflejos.

—Ten cuidado, maldición. Me costó muchísimo trabajo conseguirlo —suspiró aliviado de que no se hubiese roto.

—¿Eso es...? —preguntó Luke.

—Es un pie de bebedor. Obtener uno es realmente difícil; un proceso muy delicado. Primero, tiene que ser extraída la parte del cuerpo que sea de un bebedor de clase baja, ya que no se puede regenerar, pero por ningún motivo dicho bebedor puede morir. Se necesita esperar un buen tiempo hasta que el pie, en este caso, y el bebedor se desvinculen por completo y es solo entonces cuando una parte extraída es completamente útil, el cual se unirá al primer organismo vivo al que se le adhiera —todos estaban maravillados con su explicación—. Y mi intención es pegarte este pie, y usar el tuyo para poder curar a Dorian.

—Por favor dime que no vas enserio... —dijo Chloe estupefacta, sonriendo nerviosa.

—Con este pie tendrás en gran parte habilidades físicas de los bebedores y así podrás defenderte con mayor facilidad. Además, ya que eres una pura-sangre, con tu pie no sólo se regenerará, sino que también tendrá mucha más fuerza y poder. El lado malo es que no poseo actualmente todo el equipo necesario para hacerlo, por lo que sería sin anestesia. No te mentiré —su rostro estaba muy serio—, será extremadamente doloroso, pero con mis garras puedo hacerlo lo más rápido posible para que el sufrimiento sea menor. Aquí ya ninguno de nosotros tenemos nada que ver, es tu decisión. Puedes esperar a que te coma el primer bebedor o comedor que se cruce en tu camino o puedes aferrarte al 0,1% de posibilidades de vivir y luchar. Tú eliges.

En ese instante sintió como si un balde de agua helada cayera sobre su cuerpo.

No sabía qué hacer. Tenía miedo, estaba asustada, pero por otro lado, sentía que tenía que ayudar a Dorian porque en parte él estaba en esa situación por su culpa, y a pesar del dolor que sentiría, tampoco era que se iba a quedar sin un pie; se le repondría, pero ¿Dorian podría recuperarse sin su ayuda?

No lo sabía, porque no sabía nada.

—Lo haré —susurró con hilo de voz. En realidad no estaba para nada segura de lo que decía, pero tenía que hacerlo—. Si es para ayudar a Dorian. Y podré defenderme mejor, ¿no es así? —Paul asintió—. Lo haré —repitió más segura pero aún indecisa.

—Muy bien. Por acá —se fue hacia una camilla que ya había preparado en el caso de que aceptara.

La cama tenía cinturones o algo parecido en los extremos, así que asumió que serían para los brazos y las piernas.

Con cada paso que daba hacia esa cama, sus piernas se hacían cada vez más débiles, como si la gravedad del ambiente aumentara paso a paso. Le temblaban. Sus piernas le temblaban y su respiración se iba agitando segundo a segundo.

Al llegar a la cama se detuvo. Aún podía negarse. Podía decir que se arrepentía y que no haría aquello; no dejaría que le cortaran el pie.

Y sin embargo, inhaló muy profundamente tomando todo el coraje del mundo y se recostó en ella.

Luke y Jeffry se quedaron parados a los costados de la cama mirándola de frente mientras que Paul le iba atando primero los brazos y seguido de eso las piernas.

Luego se alejó para buscar el frasco.

—Hey —empezó Luke. Chloe lo observó nerviosa—, tranquila.

Ella asintió.

Paul llegó con el esperado frasco, lo apoyó en una mesita que había al lado de la camilla y sacó de este el pie.

—¿Estás lista? —preguntó Paul con el pie en lo alto.

Chloe miró a Luke, quien le hizo señas con sus manos de que respirara y exhalara.

—Sí —dijo indecisa.

—Te recomiendo que no mires —advirtió mientras su mano libre se iba transformando en una cuchilla.

Así lo hizo.

No despegó su vista de ese techo manchado de humedad. Habían manchas de todas las formas y tamaños.
Y las habían de colores.

Rojas. Muy rojas. Igual de rojas que la sangre que estaba brotando a chorros de su pierna mutilada.

De sus entrañas surgió un alarido de dolor.

Era un sentimiento insoportable, pero tan pronto como el pie había sido cortado, Paul sostuvo el pie del bebedor contra la pierna cortada y enseguida empezó a unirse con la pierna de Chloe.

Ese dolor todavía era peor. Dolía el doble. O quizá el triple.

—¡Aarrghh! ¡Duele! ¡Me está quemando! —lograba gritar desde lo más profundo de su garganta.

Su cuerpo se levantaba de la cama por instinto intentando liberarse, pero estaba sujeta a esa camilla de manos y pies.

Hasta el momento en el que sucumbió, escuchando por última vez los gritos de Luke, Jeffry, Jaxs y Paul llamándola.

Cuando Chloe despertó, estaba recostada en un sofá acompañada por Luke y Jaxs.

—Hasta que al fin despiertas —comentó en broma Luke.

—¿Qué pasó?

—Te desmayaste durante la operación —dijo Jaxs esta vez.

Parecía ser en ese momento que cayó en la cuenta de que le habían cortado el pie, pues tan pronto como Jaxs había nombrado la operación Chloe se incorporó para observar que, en efecto, tenía ambos pies.

Entonces salió corriendo sin ningún rumbo por el bosque.

Tenía tanto miedo de quizá no volver a caminar, que poder hacerlo la llenó de alegría y adrenalina.

—¡Oye, espera! —gritó Luke con intención de detenerla, pero Jaxs lo detuvo.

—Deja que se divierta un poco.

¿Yo? Caperucita. ¿Tú? El lobo © [√]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora