Epílogo.

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[In Another Life...]

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Han pasado 6 años, los recuerdos de dicha persona aún perduran vivamente en la memoria del rubio.

No había día en el que no pensara en ella, incluso sus amigos le decían que debía dejar que descanse tranquila, había vivido de forma dura, era momento de que tuviera su momento de paz, y aunque al rubio le costara aceptarlo, era verdad, no podía vivir por siempre atado a ella, el tiempo sigue avanzando, el mundo sigue girando, y el debía seguir viviendo, por más doloroso que fuese.

Al pasar de los años sus recuerdos ya no eran de lastima y frustración, se habían vuelto recuerdos llenos de alegría y los bellos momentos que pasó junto a ella, atesoraba esos momentos como si fuese lo último que le quedara.

Y aunque parecía haberlo superado, en el fondo aún yacían remordimientos y arrepentimientos, por no haber hecho suficiente por ayudarla.

Sin embargo, su recuerdo favorito siempre fue aquel bajo la lluvia, donde el había confiado plenamente en sus palabras, que se habían convertido en una mentira, o eso creía, con el tiempo se convenció a su mismo de que las cosas no habían salido como ella quería y que por eso había hecho aquello, aunque no sabía perfectamente lo que había pensado en aquél momento.

Las personas estamos centradas en olvidar, ya sea mal o triste momento, instintivamente nuestra mente forma un mecanismo de defensa, bloqueando ese tipo de recuerdos, una manera de alejarnos del dolor de una forma atroz.

Para el chico era todo lo contrario, el mismo no quería olvidar incluso ese desagradable momento, para el, era importante.

Se encaminaba a aquel cementerio a paso lento, con flores en mano y una pequeña canasta, conocía ya el camino, cada año acudía a él para honrar la memoria de la rubia.

Estando ya ahí, se acercó a la lápida, juntando ambas manos y haciendo una pequeña oración como siempre, para después tomar las flores y acomodarlas en los floreros junto a la lápida, se sentó y de la pequeña canasta sacó una rebanada de pastel de fresas y algo de yogurt natural.

Empezó a comer tranquilo y en silencio.

Pasados los minutos terminó y guardo las cosas.

— Han pasado 6 años... Aún te extraño sabes... Tuve que continuar con mi vida... Es frustrante, se que te hubiera gustado ver más allá del horizonte, siempre lo observabas ensimismada, como si quisieras descubrir lo que había en el final de el, probablemente te hubiera gustado conocer el mundo... Las cosas han cambiado y fue difícil superar lo acontecido, sin embargo, no me arrepiento del habernos conocido, fue de lo mejor, aunque mayormente decías que era una idiota que siempre pide perdón... Perdón por eso — Soltó una pequeña risa, nostálgico— Está será la última vez que venga... Terminé mi carrera y me han ofrecido un trabajo en el extranjero, en un Centro Biológico Marino, el trabajo es temporal, pero si mi empeño en el, puedo obtener un puedo permanente... Suena agradable y conveniente...

Nuevamente hubo un pequeño silencio...

— Una vez te pregunté tu pasatiempo, dijiste que era contar flores, no entendí por qué, y aún no logro entenderlo, he contado flores, tratando de descubrir que era lo que te interesaba de ello, sin embargo, lo único que encuentro interesante es el paisaje que se logra ver, ¿Eso te gustaba? No lo sé, aún me esfuerzo por descubrirlo, y por descubrir que era lo que pasaba por tu cabeza, Siempre estabas en silencio, probablemente pensabas Miles de cosas que yo no entendería ni en años, espero poder entenderlo un día, hasta entonces, seguiré intentando...

El rubio se puso de pie y tomó la canasta, antes de dar un paso y seguir su camino.

— Nos vemos... Annie Leonhart... Espero poder entenderte... Y descubrir, como era que te sentías contando flores....

Al terminar la oración empezó su camino regreso al auto, dónde Mikasa y sus amigos lo esperaban, estaban rumbo al aeropuerto.

Al subir al auto todos lo miraron.

—¿Estarás bien, Armin?

— Si... Es momento de continuar, vamos.

Ante aquello Jean asintió y empezó a manejar hasta el aeropuerto, al llegar el joven llevaba sus maletas, mientras esperaban indicaciones compraron algo de comida.

Iría el solo, Mikasa y Jean habían empezado una relación, Sasha y Connie seguían siendo los mejores amigos de siempre, el era el único que quedaba atrás, o al menos así se sentía él. Esperaron un buen rato, poco después se escucharon indicaciones.

"Pasajeros del vuelo a Australia #123 favor de abordar en la puerta 3".

— Bueno, es momento de despedirnos...

— Tranquilo Armin, estarás bien, estaremos en contacto lo más posible.

— Gracias Mikasa...

— Estaremos bien, las cosas han estado más calmadas, no hay necesidad de preocuparse Arlert, vive la vida y recuerda traer un recuerdo si vienes algún día.

— Lo haré, Jean, cuida bien de Mikasa.

Se escuchó una pequeña carcajada de parte del mencionado.

— Sasha, Connie, ¿Seguros que estarán bien?

— Si, aunque no queremos que te vayas, pero se que estarás bien.

— Cuídate mucho Armin, ¡Y recuerda que hay bichos raros ahí!

Connie se mostraba alegre y orgulloso de su amigo.

Una vez terminaron fue que el chico se retiró y abordó el avión, mientras los chicos solo veían con orgullo como cumplía con lo que algún día fue su sueño.

Estando ya en el avión el joven sacó sus audífonos, reproduciendo "The Reason"de "Hoobastank", una canción que le recordaba a cierta persona.

— Seguro que te identificabas con la canción... ¿No es por eso que tenías el álbum en tu habitación?...

Entonces, sonrió.

— Nos volveremos a ver... Annie... En otro vida... Seguro que podrás ser libre... Más de lo que ya eres... Hasta entonces... Contaré flores, hasta el momento en que podamos volver a vernos...

[...]

—¿Qué haces?

— Contando flores...

— Eres raro...

— Perdón...

— ¿Por qué siempre pides perdón?

—¿Por qué siempre me llamas idiota?

— Por la misma razón en que lo hice alguna vez anteriormente.

— Y yo soy raro...

— Yo no lloré cuando te dije que mi pasatiempo era contar flores.

— ... Tengo mis razones.

— Ya ya, después de todo era verdad, otra vida, otra realidad...

—... En otra vida nos volveríamos a encontrar...

Todo o Nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora