Ese día.
Maldigo ese día.
De no haberlos escuchado... seguiría creyendo que mi vida era maravillosa.
Tonto e ingenuo, pero feliz.
Era 17 de diciembre, el invierno congelaba nuestros pies, y nos la pasábamos bien, tomando un chocolate caliente que mamá preparaba.
-Mamá ¿me das un poquito más? - le pedí con ojitos de cachorro.
-Ts... si sigues bebiendo tanto te vas a morir- dijo Ray quien, estaba sentado a mi lado.
-En eso Ray, no se equivoca pequeño. O bueno, tal vez está exagerando- dijo la suave voz de mamá y tocó mi nariz con sus finos dedos.
Volteé y le saqué la lengua a Ray.Mamá se rió y me dio un gran abrazo. Por alguna razón, en ese momento no quise que ese abrazo acabara nunca. Fue solo un presentimiento, pero sentí que nos separaría algo. Mi mayor miedo se haría realidad. Y el vínculo madre e hijo que teníamos, se rompería esa misma tarde.
Como hacía frío (y era de esperarse) Norman terminó con un resfriado y Emma estaba muy deprimida como para jugar o algo.
Yo también lo estaba, pero prefería manejar mi tristeza de otra forma. Caminando por el pasillo junto con Ray nos encontramos con Alin, nuestra hermanita, menor que nosotros solo 2 años.
-¡Cam!- corrió a mis brazos. -¿quieres jugar a las escondidas?
-¡Claro! -mi yo infantil no pudo evitar decir si. Me fascinaban las escondidas -¡Y Ray se nos unirá! ¿Verdad Ray? -Le pregunté balanceando nuestras manos
-¿Ah? ¿Y yo porqué debería...?-
Mis ojitos junto con los de Alin hicieron que Ray de inmediato se enteemeciera.
-¡Bien! Pero si los encuentro pronto Cameron me dará sus galletas por toda una semana.
Me resigne, si era la única forma de hacer que Ray jugara entonces aceptaría.
Contó hasta cien. Alin y yo nos escondemos en la cocina. Muy predecible.
Quizá demasiado, ya que fue el primer lugar en el que Ray busca. Sin embargo, como soy listo logré escapar y abandoné a Alin a su suerte.
-¿Oye que haces? -Me susurra
-Lo siento soldado!- le dije gateando. Salí corriendo y entré al cuarto de una persona. El de mamá. Recordé que tenía un lugar donde esconderme, el armario de mamá. Porque si, estaba en el cuarto de mamá.
Ese maldito armario, se me hacia tan cómodo. Ya que, solía ir a robar los caramelos que habían ahí. Y por si fuera poco, ese armario era como mi segunda casa, ya que tenía como dos pisos, y yo solía esconderme ahí cuando jugaba con mamá, obviamente Ray no lo conocía. ¡esto era perfecto! Resultó mejor de lo que pensé.
Al cabo de unas horas...
Nadie me encontró.
Me quedé dormido.
Cuando de pronto escuché unos pasos. Seguido de voces.
¡Eran mamá y Ray! ¿Ya me habían descubierto?
Apegue mi oreja a la puerta para escuchar con claridad. Y lo que oí....-¿Le pudiste encontrar?
-No, se esconde muy bien al parecer.
-No entiendo como pueden perder el tiempo con esos juegos. De todas formas, eso no los hará más inteligentes para saciar el hambre de los demonios - dice ella con una voz perversa. Me quedé helado. No la reconocía, ¿De qué habla? ¿Demonios? ¿Qué?
Ray suelta una carcajada algo amargada.
-Mamá, ¿cómo puedes decir eso delante de una de sus "futuras presas" -Su tono suena burlón.
-Si, lo siento. En fin Ray, voy a hacer la comida. Tú busca a tu hermano.- y tras decir eso, se retira.
En cuanto escuché que se fue, salí del clóset petrificado. Ray solo se quedó estático temblando al verme.
-Dime que no es verdad... dime que no es verdad.- mis manos temblaban, mi voz temblaba. Me dolía la cabeza, sentía mucho más frío. Quería respuestas pero a la vez quería borrar mi memoria.
-Cameron.. -Ray me vio con lástima. Sus manos también temblaban hasta tocar las mías.
-Te lo contaré todo... pero por favor, créeme. Para empezar..mamá es mi verdadera madre. P-Pero- su voz se quebró -No es lo que piensas
Confiaba en él. Fui el único en enterarme. Cuanto dolor debió vivir hasta ahora...
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Mi salvación eres tú
FanficCameron descubre el secreto del orfanato, tras haber discutido con Ray. Él se rinde ya que sabe que va a morir. ¿Estará dispuesto a escapar con sus hermanos, y con la persona a la que ama?