-Yo! -escuché decir a mis espaldas. Ray puto.
-¿Qué quieres? - le respondí bruscamente.
-Pues, ya es de día y tú aún no te levantas- me dijo suavemente. Quién se cree ¿mi madre?
Ni madre tengo.
-Que te jodan- le respondí para darme nuevamente la vuelta.
-Groserito - lo oí murmurando.
-Lárgate- moví mi "colita" aún más hacia atrás para que se notara que no lo quería ahí conmigo.
-No me dejas alternativa...- sentí como la cama se hundía por un peso al lado mío y mis ojos se hicieron como platos cuando sus cálidos brazos rodearon mi vientre y su aliento rosó mi cervical.
Hijo, de... su mamá.
Que esa si es otra hija de p-
El punto es, que me tensó. De repente me sonrojé. Y más aún cuando el muy idiota, comenzó a hablar.
-El cuento de las ovejas, la secuela...- Su tono era tan dulce y calmado que, hizo que mis ojos de inmediato se humedecieran y me sintiera como un niño en sus brazos.
-Y-Ya estoy grande, no me importa saber lo que les pasó a las ovejas y a sus hermanos. -
-¿Seguro?
-Si- me levanté descalzo, casi brincando del susto. Era más que obvio que la idea de saber lo que les pasaría a las malditas ovejas era tan tentadora. El final que le había dado no era muy convincente. Busqué mis zapatos con nerviosismo y en cuanto me los puse intenté atar esos malditos cordones del demonio.
-¿Te ayudo..?- su voz, su sensual, maldita y desquiciada voz. Nunca me había alterado tanto hasta ahora. Solía imitarlo pero, nunca, nunca se me hizo tan linda, hechizante, pero maldita a la vez. ¿Era esto de lo que hablaban los libros de biología que leía Ray? ¿A esto le llamaban pubertad?
Que feo.
En cuanto me dijo si podía ayudarme y mi cerebro se semi-alteró ( por no decir totalmente) yo negué con la cabeza un montón de veces. Odiaba que me hiciera sentir tan pequeño, como si yo dependiera al 100 por ciento de él.
-Si porfa, amárrame los cordones -terminé aceptando, resignado. Ray soltó una carcajada mientras arqueaba una ceja.
Se incó como si me fuese a pedir matrimonio o a besar mis patas. Y luego solo rompió mi vergonzoso silencio diciendo "tomemos un baño juntos".
Pucha, que ofertón.
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Mi salvación eres tú
Fiksi PenggemarCameron descubre el secreto del orfanato, tras haber discutido con Ray. Él se rinde ya que sabe que va a morir. ¿Estará dispuesto a escapar con sus hermanos, y con la persona a la que ama?