Capitulo 1

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Estoy en el Capitolio, mi hermana está vestida como un soldado, miro al cielo y veo los paracaídas. Están cayendo, no quiero vivir esto de nuevo, no puedo, se lo que va a pasar. Le grito a Prim que se vaya pero no me escucha. Los paracaidas caen.

Me despierto, estoy sudando y mis ojos están mojados, estuve llorando. Mi hermana mi mundo y revivir su muerte cada noche, es algo totalmente insoportable.

Me levanto, voy al baño mientras trato de alejar de mi mente aquellos horribles recuerdos. Hago mi tipica trenza de costado y bajo a desayunar.

Sae me enseño a cocinar en estos meses desde que termino la guerra y volví al doce, sin embargo no puedo evitar recordar que no la veo hace un largo tiempo así que iré a visitarla.

Desde que volvi no estoy comiendo mucho y como consecuencia baje un poco de peso, no por que quisiera, sino por falta de hambre.

Luego de forzarme a comer, me levanto de la mesa, me pongo los zapatos que deje ayer en el umbral de la puerta y salgo de mi casa.

Comienzo a caminar y paso por delante de la casa de Peeta. Bajo la cabeza.

Peeta, ese nombre resuena en mi mente.  uestra relacion desde que volvimos, es nula. La conversacion mas larga que hemos tenido desde nuestra vuelta al distrito ha sido un vago intercambio de saludos y miradas que terminaban con alguno de los dos saliendo de la incómoda situación lo más rápido posible. No puedo evitar que la tristeza me inunde al recordar esas deprimentes conversaciones que tuvimos, ¿como llegamos a esto?. Ya no el mismo chico del pan que conoci, ha cambiado, pero yo lo quiero de vuelta, a el, a su alegría y a su sonrisa, los quiero de vuelta.

Salgo de la Aldea de los Vencedores, completamente inundada con pensamientos sobre Peeta, que antes de que pueda darme cuenta ya estoy cerca de la plaza.

Es increible la rapidez y la manera en la que revivio el distrito. Las minas cerraron, y se lleno de mercados, escuelas, fábricas y más casas, dándole al distrito una vida que hace mucho tiempo no tenía.

Llego a la plaza, sonrió al ver que sacaron todos aquellos horribles elementos de tortura para poner en su lugar bancos y juegos.Me detengo y miro a dos pequeños niños juegando, la niña con hermoso pelo rubio y ojos claros me recuerda a Prim a esa edad, sin embargo el niño, un poco mas pequeño que ella, tiene el pelo oscuro y ojos también claros.

La muerte de tanta gente inocente es una horrible consecuencia de la guerra, pero no fueron en vano, porque, de una forma u otra, logramos lo que queríamos, la gente es libre, sonríe y vive sin miedo a Los Juegos, a una cosecha o a morir de hambre.

Estos niños tendran una buena infancia, no tendrán la presión de tener que ver, año tras año, a jóvenes muriendo en Los Juegos y ellos tener q vivir con la presión q en un futuro podrían ser los siguientes. Los padres ya no tendrán que sufrir por tener que poner el nombre de sus hijos varias veces en la cosecha a cambio de comida. Eso se acabó.

Sigo mi camino hasta la casa de Sae.

Llego y toco la puerta.

Me abre Emma, ella es quien cuida a Sae ya que con su edad necesita que alguien esté con ella.

-Hola Emma

-Hola Katniss

-¿Esta Sae?

-No Katniss, hace días que no está.

-¿Está todo bien?

-Katniss -me dice- Sae está gravemente enferma en el hospital.

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