Los tres días pasaron rápidamente y Sebastian seguía enclaustrado en su jardín. Sus tutores luchaban por sacarlo y prepararlo para la ceremonia de presentación, pero lo único que recibían del príncipe era indiferencia. La Reina Madre estaba tan enfadada, que casi podía cortarse con cuchillo la tensión en el ambiente.
Anthony había ido a conversar con él y todo había terminado en una gran pelea. Paul y Scarlett intentaron por la vía diplomática, pero nada funcionó.
—Bien, odio aceptarlo pero creo que al único que escuchará será a ti — Anthony observó a Chris con cautela — claro, trata de no ceder a...
El rubio no dijo nada, simplemente apartó al moreno y entró al jardín. Estaba realmente molesto y hastiado de todo el asunto. ¿Acaso Sebastian creía que se iba a salir con la suya? ¡No sería así! Si querían hacer de él un buen rey, ceder ante su capricho quedaba fuera de todo trato.
—Sebastian — llamó desde el centro del jardín — no tenemos todo el día para esto, salga ahora.
El castaño se asomó, alzando una ceja.
—¿Desde cuándo eres así de demandante?
Chris frunció el ceño y caminó hasta él, tomándolo con fuerza del brazo y sacándolo hacia la luz.
—¡Eh!, ¡eso duele! — se quejó tratando de soltarse — Chris...
—Duele más observar que juramos proteger a un rey que prefiere tirar todo por la borda sólo porque alguien no hizo lo que él quería.
Sebastian se quedó quieto, observándolo con el ceño fruncido. Chris estaba muy enfadado, podía verlo en lo encendidos que tenía los ojos en ese momento. Un azul más oscuro y amenazante.
—¡No es un capricho! — se defendió, soltándose al fin, masajeando su muñeca — ¡nadie parece entenderlo!
—¿Entender qué Sebastian? — su mirada se volvió más intensa — ¿entender que te niegas a cumplir con tus deberes reales?, ¡naciste con privilegios y eso trae responsabilidades!
—¡Precisamente por eso! — estalló. Lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas — ¡carezco de la libertad de elegir lo que quiero!, ¡todo mundo elige por mí, no tengo voz ni voto! ¿Crees que es muy cómodo saber que tu vida está diseñada y debes vivirla de una sola manera? — empuñó las manos y sollozó — lo único que quisiera es ser libre...¡ojalá todos desaparecieran!, ¡ojalá todo esto se acabara y me dejaran ser yo!
Chris se acercó y le dio una bofetada que resonó en el silencio que se adueñó del jardín. Sebastian abrió sus ojos asombrado: era la primera vez que alguien hacía algo así. Se quedó mudo, sólo sentía el escozor de las lágrimas bajando por la mejilla. Llevó lentamente su mano al rostro y observó lo vidriosos que tenía los ojos el rubio frente a él.
—¿Tienes idea de cuántas veces deseamos eso mientras el entrenamiento se volvía insoportable?, ¿cuántas veces deseamos desaparecer porque el dolor en el cuerpo era tan intenso que dolía respirar? — su voz salía afilada — te lo diré: ¡miles de veces! — el grito hizo que Sebastian diera un respingo — pero aún así, seguimos adelante. ¿Sabes por qué? — se acercó más — porque creíamos en la idea de un rey justo y benévolo que merecía tener a los mejores guardianes. Así que esto es lo que harás: saldrás de aquí e irás a cumplir lo que por derecho de sangre te confiere y trabajarás en ser eso que todos esperan de ti.
El muchacho se quedó serio, las lágrimas aún salían de manera abundante, pero al final asintió. Retrocedió dos pasos y salió corriendo, aún sintiendo el calor en su mejilla y el impacto de las palabras del rubio.

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Forbidden
Science FictionLa Gran Destrucción. Le llamaban así a los eventos ocurridos en las primeras décadas del siglo XXI, cuando los recursos naturales se acabaron, los polos se derritieron y la erupción de un supervolcán diezmó a la humanidad hasta casi extinguirla. El...