...Trey
Mi espalda chocó contra el suelo mojado, expandiendo todo el dolor por mi cuerpo, para seguidamente sentir un peso sobre mí y un golpe en mi mejilla derecha, seguido de otro y después otro más.
La desesperación llegó cuando intenté detener los golpes, tomando las muñecas de la persona sin rostro, pero solo recibí a unos nudillos impactar una vez sobre mi boca y un sabor metálico llegando a mi lengua.
Cubrí mi cara como auto reflejo cuando el agarre en mi camiseta se aflojó. No sirvió de mucho, sentí otro golpe.
— ¡Detente! ¡Por favor!— el grito lejano de Atenea llegó a mis oídos— ¡No!
Al tener la oportunidad, mi puño dio con una mejilla y tiré una vez más mi puño al aire. Sin embargo, mi cabeza impactó con fuerza contra el suelo una última vez, para después sentir la ausencia del peso sobre mí y unas manos tomar mis mejillas. El rostro inundado de preocupación de Atenea es lo primero que vi al abrir los ojos.
— Trey...
Me sostuve de su hombro con mi mano derecha y con la izquierda me impulsé hacia arriba quedando sentado. Giré mi cabeza hacia los lados algo desorientado. Sabía que solo fueron segundos, pero se sintieron como horas.
— Hey... Trey— sus ojos escanearon mi cara e hizo una mueca— ¿Estás bien?
Miré sobre su cabeza y me encontré con una gélida mirada puesta en nosotros. Un nudo se formó en mi garganta y me tensé sin poder evitarlo.
Atenea pareció recordar la presencia de este, por lo que se levantó, claramente enfadada, y giró directamente hacia él, dándole un empujón con ambas manos en su pecho.
— ¡¿Qué mierda te ocurre, Jared?!
Este dio unos pasos hacia atrás, aún con su mirada puesta en mí, pero se centró en ella cuando Atenea volvió a empujarlo.
— ¡¿Jared?!
— ¡¿Yo?! ¡¿Tú qué mierda haces?!— le preguntó apuntándole— ¡¿Por qué lo estabas besando?!
— ¡Eso no te importa!
— Oh, no sabes cuánto— se acercó más a ella— sabes quién es Atenea, ¿qué jodida mierda haces?
— ¿Tú lo sabías?— le preguntó retrocediendo un paso y con baja, haciendo que frunciera mi ceño.
De repente, la discusión pasó a ser un confesionario silencioso de miradas.
— Yo quise decírtelo...— confesó Jared con expresión derrotada.
— Pero igualmente dejaste que todo esto pasará.
Atenea estaba de espaldas a mí, por lo que no me permitía ver su rostro, pero aquello pareció salir de manera dolida.
Mantuvieron su mirada un momento, sin emitir ninguna palabra o hacer algún movimiento.
La lluvia había cesado de repente. No lo suficiente para dejar de mojarnos.
Cuando Jared pareció tener la intención de hablar y tomar la mano de Atenea, esta solo retrocedió y se acercó a mí ayudando a pararme sobre mis pies.
ESTÁS LEYENDO
Solo Una Última Oportunidad
Teen FictionElla quería vivir, Él quería escapar. Dos adolescentes y un coche, ¿Qué podría salir mal? ¿Qué dices? ¿Te ánimas a vivir la vida como si fuera el último día? . . . . . *La historia es completamente mía y de mi imaginación. No acepto copias o adaptac...