rh. #5

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Durante el viaje, YangYang cuida de RenJun hasta llegar al destino. La casa de los Liu es pequeña pero acogedora, el pueblo donde están también es pequeño con gente muy amable.

La señora Liu atiende gentilmente al invitado especial de su hijo y hacen todo de acuerdo a lo planeado.

El primer día salen a conocer el lugar, YangYang lo presenta con todos y terminan junto a un pequeño arroyo.

RenJun, ¿cómo te sientes? —

Bien, el lugar es lindo...—

Me refiero en tu casa RenJun, ¿eres feliz? Todos los días me recibes con un rostro pesado, triste y angustiado, y me estuve esforzando en hacerte sonreír, afortunado me siento de conocerte y sacarte sonrisas antes de marcharme, sabes. Aún así me preocupas, no te lo quise decir antes pero estuve observando que cada día tienes nuevas marcas en tus brazos, piernas y rostro, ¿en serio te caes todos los días? ¿ese hombre es bueno contigo? — Las palabras y preguntas de YangYang lo hacen pensar.

RenJun no sabe que respuesta darle a su amigo.

¿Es feliz?

Claro que lo es, solo que su vida es complicada.

HaeChan me ama, lo sé. — Responde.

YangYang lanza una risa negando mientras deja caer piedras dentro del agua cristalina.

Es una risa amarga y sin emociones buenas.

¿Te lo hizo creer? ¿En serio? Estamos solos, puedes decirme la verdad y desahogarte. —

HaeChan solo es un poco...extraño. —

El más joven suspira con decepción y no dice nada, trata de entenderlo. Solo desordena los cabellos de este y le invita a volver a casa.

Los señores Liu los esperan con una gran cena, hay otros familiares más que los acompañan y eso hace que la noche sea más divertida.

Todos comparten, ríen y cantan, RenJun deseaba ese tipo de ambiente en su hogar con HaeChan. La noche buena marchaba genial y cuando marcaron la media noche, YangYang lleva a RenJun hasta el pequeño patio trasero.

Feliz navidad, RenJun. —

La voz rota de YangYang sorprende al otro y no espera lo siguiente.

Ahí, en esa noche fría y agradable. RenJun siente un nuevo par de labios sobre los suyos.

No corresponde, pero tampoco se aparta y su corazón comienza a acelerarse. Las manos del más joven se sostienen de su cintura y lo atrae más a su cuerpo.

Las emociones de ambos son confusas, RenJun no sabe si está feliz o tiene miedo. YangYang siente una mezcla de felicidad y tristeza.

Ambos no parecen querer separarse, el beso se intensifica y dura varios minutos donde las manos del menor comienzan a tocar donde no debería y RenJun sólo se deja sin hacer nada para evitarlo.

Y eso al parecer, a alguien no le gustó.

¡Que sorpresa! Mi hermoso y precioso novio huang renjun...y un bastardo. —

Al oír aquella voz tan conocida, RenJun se separa rápidamente con miedo.

HaeChan estaba ahí.

Los miraba con asco y rabia.

Sol...—

Cállate, nos vamos. — La voz fría de HaeChan lo hacen temblar en su lugar y YangYang se da cuenta.

No, RenJun se queda. —

RenJun me pertenece y si él mismo se atreve a desobedecer sabe lo que podría pasarle ¿no es así, cariño? —

Que asco das, Donghyuck. No mereces a alguien como RenJun contigo, él merece a alguien bueno y que realmente lo ame. — RenJun mira por unos segundos a YangYang, este sostiene firmemente su mano y no lo suelta.

Por primera vez después de tantos años, siente que puede confiar en alguien.

Sus ojos de vuelven cristalinos y una débil sonrisa se asoma en su rostro.

HaeChan lo nota, se acerca a YangYang y le susurra algo que RenJun no alcanza a oír.

La decisión de quedarse con YangYang era la que pasaba por su cabeza por escasos segundos, aunque no lo amaba, quería confiar en él.

Pero como nada en su vida puede salir bien.

Siente su mano caer contra el aire, quién la sostenía cede y se aparta. RenJun abre más sus ojos en confusión y se topa con la mirada triste de YangYang.

Es lo último que ve de él en aquella noche porqué HaeChan lo arrastra consigo de vuelta a Seúl.

Cuando llegan al departamento de ambos. HaeChan lanza a RenJun contra el suelo, rompiendo varias cosas a su paso.

¡¿Crees que soy un idiota?! ¡a mi nadie me toma por imbécil, huang! — Toma a RenJun por el cabello y lo arrastra hasta el sofá, donde lo obliga a mirar hacia un pequeño florero que adorna la sala.

Ahí se da cuenta, por la pequeña y débil luz roja que parpadea, que HaeChan lo tenía vigilado.

¿Dime que te falta, RenJun? ¡para que hayas puesto tus ojos en otro hombre! Te lo doy todo...todo lo que alguien quisiera al menos un segundo de su vida, soy el novio perfecto según ellos y tú... ¿te atreves a engañarme? — HaeChan no llora, su rostro solo arde en furia y mira como RenJun trata de incorporarse.

Te amo a ti...solo sentí que podía confiar en alguien más. —

No puedes confiar en nadie más, huang. Mira lo que pasó... Ese bastardo no lo pensó dos veces para soltarte, sabiendo que en casa...te esperaría un castigo. —

RenJun solloza, desde el suelo levanta la mirada y ve como HaeChan se desabrocha el cinturón.

Aquel pedazo de cuero abraza su cuello y HaeChan lo arrastra hasta la ventana.

Cuando ya están ahí el menor le arranca con fuerza toda su ropa, las pequeños manos de RenJun intenta detenerlo pero es en vano.

Cuando ya no queda nada, HaeChan abre las cortinas y se puede ver la gran ciudad tras esta.

El cuerpo de RenJun es estrellado contra la ventana y trata de sostenerse inútilmente del vidrio. Siente vergüenza de estar así.

Mira RenJun...tantas personas allá afuera...solo los afortunados como nosotros pueden vivir aquí. Tienes un novio que pronto será incluso más poderoso que su padre y tú...eres solo un malagradecido. — Las palabras de HaeChan se oyen llenas de ira y tristeza, decepción y más sentimientos que no alcanza a reconocer. La mano del menor sostiene los cabellos de RenJun y mantiene a este pegado al vidrio, incapaz de moverse.— Voy...a olvidar que esto pasó, mi príncipe. Pero no volverás a salir de aquí a menos que sea conmigo. Porqué si te veo poniendo un pie fuera...juro que te mataré y yo iré detrás de ti hasta el infierno, ¿entendido?

RenJun asiente mientras gruesas lágrimas se deslizan por sus mejillas, trata de sonreír para calmar a su novio pero solo salen más quejidos de dolor de su parte.

Eres tan adorable mi bonito RenJun y tan pequeño, allá afuera...la gente es muy mala y no podrían cuidarte como lo hago yo.— HeChan deja que RenJun caiga al suelo y lo arrastra tomando firmemente el borde del cinturón. El mayor trata de respirar y se deja llevar.

N-no me hagas daño...tus medicamentos...tómalos, por favor...—

No, claro que no. Hoy te has portado muy mal y debo enseñarte a no cometer errores.

Nos vemos en el infierno. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora